Año CXXXVI
 Nº 49.792
Rosario,
martes  25 de
marzo de 2003
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Oscar 2003. Hollywood bajo la misión de disipar los ecos de la guerra
Contención y tedio en una noche en que los diamantes no brillaron
Los 75 años de la fiesta se vieron envueltos por una extraña sobriedad a fin de frenar las críticas al gobierno

José L. Cavazza / La Capital

"No hemos traído la alfombra roja, con eso captarán nuestro mensaje", ironizó tibiamente Steve Martin al comienzo de la ceremonia de entrega de los Oscar, y se lanzó a un interminable monólogo que partió de risa la cara hinchada de Jack Nicholson en la primera fila del Kodak Theatre. Contención y elegancia en la noche de Hollywood, mientras que la pantalla de la CNN resumía el día más negro de las fuerzas aliadas en territorio iraquí. Los chistes y burlas del presentador de turno sonaron más tontos que de costumbre a lo largo de la noche, por lo menos para esta parte del mundo. "Nicole Kidman ha usado una nariz falsa en todas sus películas, excepto en «Las Horas»", bromeó una vez más el veterano Martin. El chiste sólo sirvió para mostrar que Nicole no llevaba el broche de la paloma de la paz; en cambio sí lo lucía prendido en la solapa Pedro Almodóvar.
El comienzo de la retransmisión de la fiesta no sólo fue para ver quién se llevaba las estatuillas, sino también para descubrir quién había decidido quedarse en casa en protesta por la guerra y cuáles de las estrellas presentes romperían el acuerdo tácito de no hacer referencias a la guerra contra Irak. Mientras tanto, entre el público, aparecían las viejas glorias, entre ellas Geena Davis (llevaba la paloma de la paz) que parecía haber dejado la dieta, Renee Zellwegger de rojo profundo y Meryl Streep, horrorosa como de costumbre, con un vestido complicadísimo y sin paloma de la paz. La austeridad en el vestuario de las estrellas intentó demostrar, sin demasiado éxito, un estado de ánimo de pesadumbre a causa de la guerra.
Después de tanta paranoia, la fiesta se llevó a cabo en paz, eso sí, resguardada por dos helicópteros sobrevolando el teatro Kodak y más de mil policías instalados a 22 cuadras a la redonda, así como cientos de agentes de civil infiltrados en la ceremonia.
Las ausencias por la incidencia de la guerra no fueron muchas: entre las más notorias, Will Smith, convocado para entregar una estatuilla, retiró su compromiso de asistir por considerarlo inapropiado, al igual que Cate Blanchett y el director finlandés nominado Aki Kaurismaki, y Angelina Jolie, que nadie sabe a ciencia cierta si no asistió en protesta por la guerra o porque le robaron el vestido dos días antes de la fiesta.
Por otras razones tampoco estuvieron presentes el actor nominado Paul Newman, el director premiado Roman Polanski (tiene una causa penal pendiente en los Estados Unidos) y la realizadora del filme galardonado como mejor película extranjera, la alemana Caroline Link ("Ningún lugar en Africa").
Con respecto a los premios en sí, varias fueron las sorpresas. Las más contundente fueron las distinciones para "El pianista" en los rubros de mejor dirección (Roman Polanski) y mejor actor principal (Adrien Brody). En ambos casos se trataba de apuestas improbables, frente a competidores de mayor peso como el célebre -seis veces nominado y nunca premiado- Martin Scorsese en el primer caso y cualquiera de los otros cuatro aspirantes a mejor intérprete -Jack Nicholson, Daniel Day-Lewis, Nicolas Cage y Michael Caine- en el segundo.
Como pocas veces en la historia del Oscar, tal como se anunciaba, el fallo entre mejor director y mejor película se dividió: Polanski por un lado y "Chicago" -de Rob Marshall- por el otro. Este filme se alzó con seis estatuillas doradas, aunque quedó por el camino una de las favoritas, la actriz principal Renee Zellweger, que como muchos predijeron perdió ante su principal adversaria, Nicole Kidman ("Las horas").
Entre los iberoamericanos el saldo no fue para nada despreciable: "Frida", la cinta producida y protagonizada por la mexicana Salma Hayek sobre la vida de la pintora Frida Kahlo, se llevó dos de las seis estatuillas a las que aspiraba. La nominación de Hayek (la primera mexicana candidata al Oscar como mejor actriz principal) ya era considerada por muchos como un premio en sí misma. El director español Pedro Almodóvar se alzó con su segundo premio de la Academia, esta vez por el guión original de "Hable con ella".
Menos suerte tuvieron los otros aspirantes por México, Alfonso y Carlos Cuarón por el guión de "Y tu mamá también", y "El crimen del padre Amaro" como mejor película en habla no inglesa. Tampoco se llevó el Oscar el español Vicente Franco, realizador junto con Gail Dolgin del documental "Daughter from Danang", que perdió ante la favorita "Bowling for Columbine", del rebelde Michael Moore que, en definitiva, fue el único que se calzó el casco y atacó duramente al presidente norteamericano con frases tales como "estamos en contra de esta guerra, avergüéncese señor Bush". En cambio sorprendieron el respeto al guión oficial del Oscar de algunos de los activistas contra la guerra más estridentes de Hollywood, como Susan Sarandon, Dustin Hoffman, Richard Gere y Barbra Streisand, y la presencia en la fiesta de Bono, el líder de U2, quien alguna vez supo asumir el rol de defensor de las causas justas.
Mientras tanto los fuegos de artificio del cumpleaños número 75, el aniversario de diamantes de la ceremonia de Hollywood, fueron guardados para mejor ocasión. Sin embargo, no había más que cambiar de canal para observar una lluvia de fuego verdadero sobre el cielo de Bagdad.



Kidman y Brody se alzaron con los premios mayores.
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