Carlos Roberto Morán / La Capital
El candidato a presidente de la UCR, Leopoldo Moreau, impulsa la integración de un gobierno "de salvación nacional" para salir de la crisis. Cree que se deberá articular "un acuerdo político básico", que defina proyectos y de esa manera -sostiene-, además, lograr que la derecha retroceda "en su capacidad de imponer las reglas de juego". Al defender su idea, plantea que en el país "quedó todo por refundarse" y en consecuencia "hay que fundar nuevas instituciones, recrear el sistema político y un nuevo tejido social". -¿Siente que está alcanzando, como candidato, las primeras metas que se ha trazado? -El radicalismo tiene que hacer un enorme esfuerzo por estar presente en la segunda vuelta, pero no sólo para reivindicarse como partido sino fundamentalmente porque su presencia le daría certidumbre y tranquilidad a la sociedad argentina, que está viviendo con mucha angustia y una enorme preocupación el resultado de estas elecciones. -¿Por qué dice eso? -Porque la gente advierte que el 27 de abril no se estará eligiendo un mandamás para el justicialismo, que es el escenario entre dos candidatos justicialistas -sobre todo después de los episodios de Catamarca-. Es un escenario, especialmente si está presente Menem en la segunda vuelta, que puede derivar en situaciones no queridas. Tampoco la gente se siente cómoda con una segunda vuelta que tenga como protagonistas a Menem y a Lilita Carrió. Por eso creo que el radicalismo, que carga con errores y muchos aciertos, daría sensación de tranquilidad, despejaría la incertidumbre. Por eso digo que la gente está viviendo con mucha preocupación las distintas alternativas que se van presentando respecto de una segunda vuelta. En ese sentido el radicalismo va a intentar, con su presencia y su fiscalización, en todas y cada una de las mesas electorales, la mayor transparencia de los comicios. Además nos vamos a encontrar con un escenario inédito. -¿Inédito en cuanto a qué? -A que en la Argentina nunca hubo segunda vuelta cuando rigió el ballottage, pero, además, los regímenes electorales con segunda vuelta son expresión de sistemas parlamentarios donde se construyeron acuerdos entre los partidos que piensan parecido y en la segunda vuelta definen el carácter y la naturaleza del gobierno que surge de ese sistema. En nuestro país la cultura de los acuerdos, de los pactos, de las concertaciones, no existe. Al contrario, esas expresiones están casi descalificadas por la opinión pública. -¿Y por qué cree que ocurre esto? -Porque la derecha ha tenido la habilidad de mostrarlos como pactos espúrios que ocultan cosas oscuras o extrañas. Y digo que ha sido un triunfo de la derecha porque es evidente que si en la Argentina se articulara un acuerdo político básico que le diera cierto horizonte a la sociedad, que definiera proyectos estratégicos, la derecha retrocedería en su capacidad de imponer las reglas de juego. -¿Usted habla de conformar un gobierno de salvación nacional? -Sí, porque después de esta ola neoliberal conservadora y antiproductivista quedó todo por refundarse. Hay que fundar nuevas instituciones, recrear el sistema político, un nuevo tejido social. -Se ha insistido en que a De la Rúa se lo voltea a partir de un acuerdo del radicalismo de Buenos Aires con Duhalde y cuando usted habla de un gobierno de esa clase lo que se dice es que lo que busca también es acordar con el presidente. -En primer lugar, la teoría de la conspiración es sostenida e inventada por los que fracasaron estrepitosamente en el sostenimiento del modelo económico e incluso se ha llegado, en el máximo del ridículo, a transformarla en una causa judicial. El gobierno de De la Rúa cae porque se aisló y le dio la espalda a quienes lo votaron, al tiempo de expulsar a las fuerzas políticas que lo sostenían. Nosotros nunca tuvimos un pacto con Duhalde. Ocurre que en enero del año pasado, cuando el país estaba al borde de un baño de sangre y de la anarquía, decidimos sostener la legalidad y no entregar la democracia. -¿Y en cuanto a lo que dicen sobre su nuevo acuerdo con el presidente? -No hay nada de eso. Yo vengo planteando la idea del gobierno de salvación nacional desde que De la Rúa llegó al gobierno porque advertía por anticipado la profundidad y gravedad de la crisis. Ojalá ese gobierno de salvación nacional se hubiera promovido apenas instalado De la Rúa, porque hoy no hubiéramos atravesado la crisis que atravesamos y no estaríamos viviendo la zozobra que vivimos. -¿Convocaría a todos los sectores? -Excluyo a quienes representan el intento de restauración de la política neoliberal y antiproductivista que en el caso de estas elecciones encarnan (Ricardo) López Murphy y Menem. Y esos acuerdos son fundamentales porque entre otras cosas la gente cree que la política le destruyó su calidad de vida. -Ahora bien, lo que le aguarda al próximo gobierno es muy difícil... -Apenas asumido el nuevo gobierno habrá que enfrentar decisiones cruciales para la Argentina y tal como se está planteado el escenario electoral es altamente probable que quien triunfe no reúna, desde el punto de vista numérico, la legitimidad suficiente para afrontar desde un lugar de fortaleza los escollos que habrá que encarar de inmediato, tales como la renegociación de la deuda, la concesión de servicios públicos, la marginalidad de millones, el desempleo. Por eso insisto en el gobierno de salvación nacional, de acuerdos fundacionales, que debe incluir no sólo a las fuerzas políticas, sino a las dirigencias empresarias y sindical, a los propietarios de medios de comunicación que hoy tienen importancia fundamental en la formación de la opinión pública. -¿Los candidatos que hoy están en primera línea, podrían acompañarlo en su propuesta? -Desgraciadamente hasta aquí no veo que haya en ellos vocación en ese sentido. Más bien tratan de presentarse como salvadores individuales. Tenemos salvadores para todos los gustos. -¿Por ejemplo? -Tenemos salvadores místicos como es el caso de Carrió; salvadores populistas que buscan reeditar la etapa 1945-1955 imitando la sonrisa de Perón (Adolfo Rodríguez Saá); salvadores supuestamente eficientistas, como López Murphy. -¿Qué opina de Néstor Kirchner? -Los tres candidatos del justicialismo fueron a su turno gobernadores o legisladores de Menem, además de estar en competencia el propio Menem. (Oscar) Lamberto decía esto para sostener la teoría de que el PJ no tenía por qué dividirse y yo coincido con él: efectivamente todos fueron gobernadores o legisladores de Menem, con lo que quiero decir que quienes pretendan demostrar que representan otra política podrán hacerlo en el futuro, pero hacia atrás los tres representan lo mismo: un partido que en su momento se puso de rodillas frente al modelo neoconservador y no tuvo capacidad de rechazar ese camino para la Argentina.
| Moreau está convencido de que habrá un ballottage. (Foto: Roberto Paroni) | | Ampliar Foto | | |
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