Año CXXXVI
 Nº 49.790
Rosario,
domingo  23 de
marzo de 2003
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Los técnicos
Russo volvió a festejar en un clásico

Sergio Faletto / La Capital

Uno ingresó a paso firme y observando a los costados como disfrutando el momento. El otro caminó despacio, casi en cámara lenta. Miguel Angel Russo cruzó palabras con uno de los policías que lo acompañaba y se rió. Héctor Veira sin gestos elocuentes avanzó con mesura rodeado por las cámaras fotográficas y de televisión. El DT canalla aplaudió a los plateístas que lo recibieron con una ovación. El técnico rojinegro se paró frente al banco y siguió posando para los medios sin inmutarse. Uno con pantalón gris y camisa blanca. El otro todo de negro. Ambos se quedaron parados. Y así permanecieron a lo largo de todo el partido.
Con la pelota en movimiento, Russo apareció más inquieto. Agitó los brazos, aplaudió para alentar a sus dirigidos y se tomó la cabeza cuando Messera erró un gol a los 6 minutos. En tanto, el Bambino se cruzó de brazos, prácticamente no se desplazó, les pidió a los defensores que salieran un poco más y a veces adoptó una postura pensativa con la mano derecha sobre el mentón.
Russo intercambió opiniones con Gottardi y el profe Cinquetti. Veira no dialogó con sus colaboradores. El conductor auriazul pidió una y otra vez a Papa y Ferrari que buscaran por afuera. El entrenador rojinegro reclamó mayor orden en la zona de volantes.
Hasta que el minuto 39 marcó la primera diferencia. Reflejada fielmente por ambos técnicos. Figueroa salió corriendo para celebrar y Russo levantó los brazos pero los bajó enseguida, mientras que el Bambino miró el piso y se quedó pensativo por unos segundos.
Antes del complemento, Russo y Veira coincidieron en saludar a Baldassi, incluso el profe Weber aprovechó la ocasión para fotografiarse con el árbitro, pero cuando el juego se reinició, las actitudes de los técnicos fueron parecidas a la etapa inicial.
Pero una vez más Russo rompió la postura cuando Messera hizo el segundo. El responsable táctico local celebró con más ímpetu, pero otra vez rápidamente metió las manos en los bolsillos y se volvió a su comportamiento inicial. Por su parte Veira giró sobre sus piernas, miró el piso y luego el banco. Después produjo dos cambios: Saucedo por Marino y Liendo por Domizi. ¿Por quién? Sí, por Domizi. El técnico de Newell's sus motivos tendrá para haber sacado al Pájaro y dejar a Kmet.
No obstante las alternativas, Central siguió como amo y señor. Y llegó el tercero. Russo repitió el ritual. Festejó y se controló. Hizo cambios y en el final se fue abrazado por sus colaboradores y jugadores. Otra vez el técnico canalla ganó un clásico. Nuevamente por amplio margen. Y esta vez a un Newell's dirigido por un técnico con la jerarquía del Bambino.
El partido de los técnicos fue tan intenso como el de los jugadores. Pero el comportamiento de Russo dejó una duda. ¿Miguel, por qué un festejo tan controlado? "Por respeto, solamente por respeto, pero el mejor festejo lo tendré mañana (por hoy) con mi vieja, doña Nelly".



Russo lo vivió feliz y disfrutó. Veira quedó preocupado.
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