| | Los granos otra vez van a la guerra La guerra de EEUU contra Irak tendrá su impacto en el mercado. Las especulaciones se centran en el día después
| Con el pronóstico de una guerra corta favorable a Estados Unidos, los mercados agrícolas internacionales reaccionaron con cierta tranquilidad frente al inicio del conflicto armado en Irak. Más allá de las especulaciones y los temores incentivados sobre las consecuencias que traerá para la Argentina su política de no alineamiento automático con George W.Bush, las consecuencias de la guerra aparecen por el momento difusas y las especulaciones se centran sobre todo en el largo plazo: es decir, en el diseño del nuevo orden mundial que a punta de misiles está forzando la administración republicana. El impacto directo de la guerra en las ventas argentinas de commodities a Irak es casi nulo, por el hecho de que las colocaciones en ese país son muy efímeras. Según cálculos oficiales y privados, se embarcaron con ese destino unas 300 mil toneladas de trigo en 2002 mientras que este año no se realizaron operaciones. Distinto es el caso cuando se analiza la participación compradora de todos los países de la región aún cuando cabe recordar que se trata de un conglomerado de naciones más heterogéneo de lo que aparece a simple vista, con políticas estratégicas y comerciales muy distintas. Las cifras que se manejan para toda la región de medio oriente y el golfo se ubican entre 6 y 8 millones de toneladas anuales, según las fuentes y los países que se incluyan. En esos destinos sobresale, por ejemplo, Irán, un fuerte comprador de trigo y aceites cuya relación con Argentina se mueve, de todos modos, en base causales más directas que la guerra entre Estados Unidos e Irak. Concretamente, a las derivaciones de la investigación por el atentado a la Embajada de Israel y la Amia. Con este panorama, las advertencias de analistas y empresarios por las "represalias" que sufrirá la Argentina debido a su no alineamiento incondicional con Bush chocan con interpretaciones menos pesimistas. "Al fin y al cabo Argentina adoptó una postura moderada, la misma de México y Canadá que son aliados principales de Estados Unidos", señaló Carlos Bogliole, analista de la casa corredora Roagro. Para Bogliole, hasta ahora la guerra tuvo las consecuencias lógicas de cualquier conflicto: ralentamiento comercial, encarecimiento de los fletes y seguros (que al no ser absorbidos por los compradores los termina pagando el productor), y posiciones más conservadoras a la hora de hacer operaciones en el mercado de Chicago. "Aún así, el mercado se mueve, esta semana Egipto, que es un gran comprador, salió a plaza, y se trata de un país que no está tan alejado de la zona de conflicto", explicó. Más allá de las oscilaciones que puedan tener los precios en el corto plazo, las especulaciones refieren más que nada al día después de la guerra. En primer lugar, por el manejo de la ayuda alimentaria en la región. Estados Unidos ya anunció un gasto de mil millones de dólares para comprar alimentos en Turquía, Ucrania y Australia. "La idea predominante entre los analistas estadounidenses es que la guerra se gana rápido y que luego van a tener la misión de recomponer la situación política y económica y dar de comer a 20 millones de iraquíes", comentó Bogliole. Desde mediados de los 90, en el marco del programa petróleo por alimentos, el monto movilizado en ayuda alimentaria Irak llegó a 600 mil millones de dólares. La diferencia en este caso es que los programas para la postguerra ya no los manejará la ONU sino directamente el gobierno estadounidense y sus aliados. De allí surge en gran parte la inquietud de los exportadores locales por el posicionamiento argentino frente al conflicto, amén del fantasma de represalias comerciales y trabas paraarancelarias para todo tipo de productos. Una posibilidad que, al menos por ahora, todavía está en la nebulosa. El otro gran temor es el futuro de la economía internacional, que a duras penas intenta salir de la recesión. Para Florencia Trucco, de Agropuerto, el conflicto tiene un impacto negativo porque se corre el riesgo de "profundizar la recesión en general, que baje el consumo y eso afecte a los precios". Para la analista de Agropuerto, "todo va a depender de la duración del conflicto, si se prolonga la economía mundial se puede complicar más y con ello el mercado de los commodities agropecuarios". En el último informe de coyuntura del Inta Pergamino, el especialista Reinaldo Muñoz señaló que "el mayor interrogante sería lo que se disponga y realice en materia de reconstrucción" ya que "el país beligerante, Estados Unidos, es el mayor oferente de granos y materias primas mundiales". Desde su punto de vista, "las especulaciones de un conflicto generalizado y de dificultades serias en el suministro mundial, con altísimos efectos en los precios, parecen poco fundamentados". En el caso de Argentina, de por sí bastante aislada de la situación internacional luego del default, el mercado de granos vive por otra parte su propia guerra: la de los exportadores y los productores que retienen su mercadería. "Con guerra o sin guerra, la clave para los precios de los commodities en Argentina será la actitud del productor en cuanto a si larga o no los granos", enfatizó Bogliole. En cuanto al panorama internacional, la mayoría de los analistas es prudente respecto de los pronósticos a mediano y largo plazo. Entre las difusas consecuencias que se pueden aventurar, la más pesimista y quizás las más factible es la de un golpe casi definitivo a la desgastada estructura multilateral que se había creado luego de la experiencia dolorosa de la segunda guerra mundial. Hoy es la ONU la que quedó pagando, mañana puede ser la OMC o cualquier otro foro que se base, al menos en el papel, en el consenso para definir los temas principales de la agenda global. A.T.
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