Año CXXXVI
 Nº 49.788
Rosario,
viernes  21 de
marzo de 2003
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Reflexiones
Con el diablo no hay paz posible

Elie Wiesel (*)

La guerra para liberar Kuwait, 12 años atrás, se caracterizó por una prolongada campaña aérea -más de cinco semanas de bombardeos- seguida de una operación terrestre que duró pocos días. Sin embargo, el nuevo conflicto en el golfo Pérsico será radicalmente diferente. Parte de la estrategia es aislar al líder iraquí. El jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, general Richard Myers, ha subrayado que será una ofensiva rápida y contundente.
Se pueden identificar tres elementos estratégicos: una campaña aérea de gran intensidad, una guerra psicológica para convencer a los militares iraquíes de que no tiene sentido resistir y una operación terrestre para rodear a Bagdad. A diferencia de 1991, la fase aérea y la terrestre no se diferenciarán tanto.
Podría ocurrir un movimiento de tropas sobre el terreno a comienzos de la campaña y, si la resistencia es débil, entonces las fuerzas de EEUU y Reino Unido seguirían avanzando.
Las nuevas bombas-E podrían ser utilizadas para destruir circuitos eléctricos. El propósito será aislar a Saddam Hussein y sus comandantes de más alto rango. Habrá menos blancos que en 1991.
Sin embargo los ataques -especialmente en la zona de Bagdad- serán mucho más intensos y se concentrarán en un período mucho más corto. En 1991 las peores condiciones climáticas afectaron los ataques aéreos con armas guiadas por láser.
Esta vez, la ofensiva se hará con armas guiadas por satélite, más baratas y, por lo tanto, más numerosas. Incluso muchos misiles crucero son ahora guiados por satélite. Estos tienen una alta precisión. Sin embargo, como toda la tecnología diseñada por el hombre, las municiones con guías de precisión pueden fallar por una gran variedad de razones.
Habrá víctimas civiles. Sin embargo, EEUU y Reino Unido buscarán reducirlas a un mínimo y también evitar en lo posible los daños a la infraestructura civil. EEUU espera una campaña rápida y contundente.
Algunos ex militares estadounidenses han advertido que EEUU no ha reunido suficientes tropas para una invasión total de Irak. Pero en el mundo militar no importa tanto el número de soldados y tanques, sino la forma cómo se estructuran las unidades y los sistemas de armas para suministrar lo que los militares llaman fuerza de combate.
Está claro que muchas cosas pueden salir mal. Sin embargo no hay dudas sobre el resultado del conflicto. El tiempo que dure y el número de bajas en ambas partes dependerá del grado de resistencia que ofrezcan los iraquíes. Los panfletos forman parte de la campaña aérea estadounidense.
Sin embargo, es evidente que hay un desequilibrio entre los dos lados. La guerra urbana, por ejemplo en Bagdad, podría permitirles a los iraquíes infligir numerosas bajas a los estadounidenses, pero implicaría un alto riesgo de muertes de civiles.
Igualmente el uso de armas químicas podría provocar algunos problemas para las fuerzas estadounidenses y británicas, pero éstas se encuentran bien equipadas y entrenadas para tal eventualidad.
Sin embargo, las víctimas civiles podrían ser muchas si las armas son utilizadas cerca de zonas habitadas.
(*) Especialista en temas de Defensa
de la BBC, Londres, Reino Unido


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