Washington. - La nueva doctrina de seguridad de EEUU se basa en el principio de que la mejor defensa es el ataque: la guerra preventiva. Este principio no es nuevo, ni para los estadounidenses ni para otras naciones (Rusia, Israel, Reino Unido, Francia, entre otros). Pero, sí es nuevo que se enuncie en un documento presidencial, como hizo George W. Bush el pasado septiembre. Irak es el primer caso en el que la superpotencia norteamericana amenaza abiertamente con un ataque preventivo, algo que, sin embargo, según la Carta de la ONU viola el derecho internacional si no cuenta con el apoyo del Consejo de Seguridad y se fundamenta en el capítulo VII de ese texto fundacional.
Como justificación ante los que tanto en el propio país como en el extranjero tan duramente critican el rumbo adoptado por Washington en la crisis iraquí, la Casa Blanca aduce la guerra contra el terrorismo que, afirma, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, tiene que ser llevada a cabo en condiciones completamente nuevas.
En el documento de 31 páginas que Bush presentó en 2002 y en el que se estipulaba el cambio de doctrina militar, se declaran "muertos" los instrumentos de contención y disuasión utilizados durante décadas. En la nueva doctrina se hace hincapié en que EEUU debe afirmar su superioridad militar y eliminar los peligros "antes de que alcancen nuestras fronteras". En caso necesario, el país actuará solo y utilizará preventivamente la violencia.
Derecho internacional
En el lenguaje diplomático y militar, una guerra preventiva es el ataque de un país contra otro Estado del que emana una inminente amenaza militar. Sin embargo, a nivel de derecho internacional y político, este tipo de ataque es muy discutible. Una guerra preventiva clásica es la Guerra de los Seis Días en 1967. Pese a su inferioridad numérica, Israel logró vencer rápidamente a los ejércitos árabes que habían llegado hasta sus fronteras y con toda evidencia iba a atacarla desde tres frentes.
El artículo 51 de la Carta de la ONU permite a los Estados utilizar la violencia militar "en caso de un ataque armado" externo. De esta norma, muchos expertos en derecho internacional deducen que un país sólo puede defenderse cuando se ha producido un ataque de este tipo. Sin embargo, otros consideran que con los modernos sistemas armamentísticos que existen hoy en día, es inadmisible esperar a que se produzcan graves daños para responder. Hace 50 años, cuando se redactó la Carta, las etapas previas a una guerra eran de desarrollo más lento y permitían largas negociaciones. Además, una campaña militar no necesariamente provocaba daños materiales y humanos masivos en sólo horas, como ocurre actualmente.
Al contrario que los países a modo individual, el Consejo de Seguridad puede actuar preventivamente contra países declarados formalmente "agresores". Se distingue sin embargo entre las medidas coercitivas bajo mandato de la ONU y las acciones militares que el Consejo de Seguridad autoriza a realizar a otros países.
Tras hacer pública su nueva doctrina, la Casa Blanca explicó que sólo pretendía emplearla en una serie limitada de problemas. Uno de estos posibles "casos problemáticos", Corea del Norte, demandó la firma de un pacto de no agresión, cosa a la que Washington se niega.
EEUU no está dispuesto además a permitir la ascensión de una fuerza militar enemiga. Sin embargo, el gobierno norteamericano asegura que esto no significa que los europeos no puedan ya mejorar sus capacidades defensivas y que "EEUU quiera ser militarmente superior a todos". (DPA)