Año CXXXVI
 Nº 49.786
Rosario,
miércoles  19 de
marzo de 2003
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Pagaremos con nuestras tierras

A mediados de este mes los diarios del país dieron cuenta de una noticia que aterró a los argentinos. Se nos informó que el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, escuchó en Tokio a 1.300 japoneses -la mayoría jubilados- quienes sugirieron que Argentina venda tierras para pagarles la deuda de los Bonos Samurai, que suscribieron 30.000 ahorristas nipones y que suman 2.700 millones de dólares. "¿Por qué no venden tierras como hizo Rusia con Alaska cuando se la entregó a Estados Unidos?", preguntaron. Es decir que los jubilados japoneses proponen que se les pague con tierras fiscales. Pero no es sólo a ellos a quienes se les ocurrió tan brillante idea. Hace poco, el asesor actual de nuestro gobierno para las relaciones con los organismos multilaterales, Norman Bailey, aconsejó que la Argentina entregue tierras para achicar la deuda externa. El 27 de agosto pasado, The New York Times colocó en su tapa un artículo sugiriendo que la Patagonia podría llegar a ser un país aparte, debido a la crisis argentina. La semana pasada el diario francés Liberation informó del proyecto de Estados Unidos para apoderarse de estas reservas mundiales de petróleo y gas. Este artículo menciona directamente la posibilidad de que la Argentina cambie su deuda exterior por la Patagonia. De ser cierto, no deberíamos extrañarnos. Ya nuestra historia nos relata que, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, su ministro Lucas González consumó un empréstito para mi provincia, Santa Fe, la cual al no poder con los pagos canceló sus deudas entregando tierras fiscales. El 30/11/1880 se realizó el convenio. Pero recién un año después ese funcionario vendió dos millones de hectáreas a la firma inglesa Murrieta y Cía, que a su vez las revendió a la Santa Fe Land Company; ésta, asociada a la Forestal Ltda., taló el Chaco santafesino. Simultáneamente con esa noticia de los jubilados japoneses reclamando tierras fiscales inactivas para cobrar sus préstamos, nos llega esta otra de los impedimentos que se establecen para que los argentinos nativos las trabajen como agricultura. Nos informa el doctor Darío Rodríguez Duch que en El Bolsón (Río Negro), en el paraje Mallín Ahogado, un grupo mapuche autogestivo liderado por Fidelia Ayllapán llamado "Unidos Podemos" solicitó una parcela cultivable de un predio perteneciente a la Escuela Nº248, abandonada hace años por falta de matrícula. Fueron autorizados por el actual intendente de El Bolsón, Oscar Rovera, para realizar proyectos productivos cooperativos en horticultura, basados en técnicas de cultivo ancestrales, dado el carácter indígena de sus integrantes. Pues bien, parece ser que el intendente anterior Sergio Whisky ya había "otorgado" el predio a la Asociación Andina Golf Club mediante una simple nota. Los golfistas denunciaron a Fidelia Ayllapán por usurpación y el juez de Instrucción de Bariloche Gaimaro Pozzi decidió procesar a los indígenas. Rodríguez Duch apeló tal resolución. Quizá un día los argentinos debamos pagar por tanta mezquindad y desaprovechamiento de los bienes naturales con que nos proveyó la Providencia y que los extraños tanto desean. Quizá un día se nos castigue por vivir de prestado e impedir que los que realmente tienen derecho a trabajar la tierra sean excluidos. Quizá un día no lejano los jubilados japoneses, que ya no pueden con sus huesos, hagan trabajar esa misma tierra con tecnología de punta, por los mismos habitantes a los que hoy se condena al hambre. ¿A qué se dedicarían los golfistas de El Bolsón si ese castigo llegara? Muy sencillo: a la política. Pueden ingresar en el gobierno, puesto que saben mejor que nadie cómo se tira la pelota para adelante.
Lelio Merli


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