Para los vecinos de la zona norte de la ciudad el hecho no es nuevo: de noche, los ladrones rompen o apagan las farolas del alumbrado público y aprovechan la oscuridad para producir atracos o ingresar en los domicilios. Y la situación llegó a tal punto que ayer el director de Alumbrado Público de la Municipalidad, Jorge Nocino, reconoció que esta modalidad delictiva está en aumento en el norte y el noroeste de Rosario, desde donde recurrentemente se escuchan reclamos por las deficiencias del alumbrado público. El funcionario aportó un dato por demás de contundente: durante el 2002, la destrucción y el saqueo de cables y luminarias llegó en Rosario a los 300 mil pesos.
El barrio La Florida puede dar cuenta de esta nueva modalidad delictiva. "Los delincuentes ya no desprecian ninguna treta", aseguró uno de los miembros de la vecinal La Florida, Hugo Poblete. Es que el dirigente puede enumerar varios casos en los cuales encontraron que con anterioridad a un robo, se habían roto una o dos farolas de la cuadra. "Con la compañía de la oscuridad, los ladrones están más seguros", señaló Poblete.
Pero el fenómeno no es exclusivo de este barrio. "También sucede en la zona oeste donde generalmente los ladrones, después de hacerse con una billetera o una cartera, rompen los focos para tapar la retirada", contó el vecinalista.
Otras veces, ni siquiera es necesario producir destrozos. Ya que en las zonas donde el alumbrado no se prende automáticamente, los delincuentes conocen al dedillo dónde se encuentran las cajas a través de las cuales se encienden y apagan las luminarias.
El presidente de la vecinal Florida Norte, Juan Carlos Giacobbe, también tiene sus sospechas. "Frecuentemente se apagan las luces de la calle y a los 20 minutos se vuelven a normalizar, pero no sabría si esto se produce por los delincuentes o por un defecto del alumbrado público" aseguró.
Lo cierto es que ambos vecinalistas comparten una sensación: de noche no se puede estar tranquilo, y la falta de iluminación favorece el delito. "Es que estamos tan sobresaltados y tan intranquilos con este tema que cada vez que se apagan las luces de la calle ya pensamos que hay alguien a quien le están robando", ilustró Poblete.
300 mil pesos al año
La destrucción y el robo de luminarias no es un tema menor para la Dirección de Alumbrado Público municipal. Al punto que durante todo el 2002 se sustrajeron artefactos y cables por nada menos que 300 mil pesos.
La suma equivale al presupuesto que la Municipalidad destinará durante este año para la mejora y el aumento de la iluminación en varios barrios.
Entre ellas ya están en marcha las obras de avenida del Rosario entre Ayacucho y San Martín, y el mejoramiento de los servicios del Distrito Noroeste. Además de la reposición total del alumbrado del Paseo del Caminante, el acceso sur y el parque Independencia.
Para el director de Alumbrado, la situación es preocupante. "Una vez por semana estamos en la policía haciendo una nueva denuncia por este tema. Pero hasta ahora nunca se ha encontrado nada, ni se ha podido deshacer el circuito económico que produce este tipo de delito", advirtió.