Pedro Squillaci / La Capital
Buenos Aires (enviado especial).- La quinta entrega de los premios Gardel a la música argentina fue la peor de las realizadas hasta el momento. Estuvo plagada de ausencias (entre ellas el triunfador de la noche: Charly García), tuvo un desarrollo desprolijo y lleno de baches, y como si fuera poco los shows en vivo tuvieron un sonido pésimo. Por televisión( 18.2 de rating) no se vio el show de Joaquín Sabina, a quien la voz se le entrecortó debido a fallas en su micrófono. El español se fue tan enojado que ni se quedó a entregar el Gardel de Oro. Las 4.500 personas que asistieron al Luna Park tampoco pudieron escuchar la voz de Soledad y mucho menos la de Vicentico, pero se aturdieron con el Chaqueño Palavecino. Además, once premios de los 27 no fueron retirados por sus ganadores y los organizadores contrataron un centenar de señoritas para ocupar las butacas vacías que dejaban los artistas con o sin Gardel. Una forma de tirar la basura abajo de la alfombra roja. García ganó todos los premios importantes de la noche: mejor álbum artista de rock ("Influencia"), realizador del año, realización del Año, canción del año ("Tu vicio"), y álbum del año, a cuyo ganador este año le entregaron además el Gardel de Oro. Pero lo vio por TV. A nadie le cayó simpático su actitud, menos a los pocos que se bancaron toda la fiesta mientras el conductor Roberto Pettinato hacía mil chistes para zafar del incordio. La Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif) soportó un desplante que hundió la fiesta más de lo que ya estaba. Charly no fue, pero tampoco estuvieron Los Nocheros, Mercedes Sosa (por causas de salud), Leo Mattioli, La Mona Jiménez, Luis Salinas y Divididos. La entrega de premios estaba pautada para las 19.30 y arrancó a las 21.20 por causas que nadie explicó en público, aunque trascendió que "las estrellas no llegaban" y ese fue el motivo de la demora. Estela Raval fue la primera en llegar. A las 19.22 cruzó la puerta de entrada de Corrientes y Bouchard en una muestra de respeto al espectáculo que no la tuvieron los mismos organizadores. Cuando Raval subió para recibir su premio por "En un rincón del alma", que ganó como mejor álbum artista romántico/melódico, primero se lo dedicó a su colega ausente Alberto Cortéz, y después se despachó: "Felicito a los artistas Sabina y Soledad, que no han podido escucharlos pero son grandes igual". Mientras Fabiana Cantilo recibía el primer premio de la noche por su disco "Información celeste", afuera el ambiente de histeria y glamour seguía como si la fiesta no hubiese empezado. Las limusinas blancas Mercedes Benz con vidrios polarizados se amontonaban en la entrada principal del Luna provocando escozor entre los que quedaban afuera. Los periodistas televisivos la jugaron de estrellas. Hasta Marcelo Corazza, el ganador de "Gran Hermano" (ahora tiene su programa en un cable) se la pasó firmando autógrafos. Pese a que García copó los premios, Mambrú fue el grupo más ovacionado, luego de ganar el premio al mejor artista revelación y mejor grupo pop. Su show en vivo fue uno de los pocos que se escuchó, pese a que el griterío de las fans fue insoportable. Ellas gritaban por todo. Primero por Paolo, después por Katras-K, más tarde por Reina Reech y "Generación pop" y hasta por Sabina. Las alusiones antibélicas de algunos artistas se reiteraron en la fiesta, un poco por convicción y otro poco por pose. Cuando el show terminó todos respiraron aliviados. En realidad hubiese sido peor que el lunes a la noche se hubiese desatado la guerra contra Irak.
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