| | Editorial Recuperar la educación técnica
| Entre las interminables discusiones que se sucedieron en los últimos tiempos con la finalidad de adecuar el rumbo que debería tomar la reforma educativa quedó en el camino la especialidad técnica. Segmentada en tres partes, esa modalidad de estudio que acostumbrábamos a llamar educación técnica, terminó por perder su integridad. Las escuelas técnicas, por entonces pertenecientes al Conet, fueron absorbidas por la reforma que dividió sus partes en el tercer ciclo de la EGB. Otra parte fue al polimodal y una tercera, destinada a quienes terminaban el antiguo secundario, fue a dar a los denominados Trayectos Técnicos Profesionales. La idea dominante al momento de las transformaciones apuntaba a que todos tienen que saber un poco de todo. Pero para sus objetores, había que tener extremo cuidado de que todos terminaran sabiendo nada de nada. Especialistas en el tema siguen hoy insistiendo en la necesidad de recuperar la educación técnica. En general, tratan de ir más allá de los tradicionales argumentos que apuntaban a que la escuela técnica prepara para el trabajo. Es que la educación profundiza ese loable propósito. Porque si bien puede facilitar el acceso a la fuente laboral, fundamentalmente aspira a formar auténticos ciudadanos comprometidos con la cultura, la política, la economía y la sociedad. Para recuperar hoy la formación técnica será menester rescatar sus contenidos para convertirla en una moderna escuela tecnológica donde se incorporen las herramientas del nuevo conocimiento. Así, al tiempo de formar un ser integral, la escuela estaría facilitando herramientas para el mundo del trabajo. Y en ese sentido, la escuela tecnológica puede volver a reunir ambas ideas que no son para nada incompatibles: las ciencias sociales y humanísticas y las nuevas tecnologías. Las pruebas de que la pérdida de la escuela técnica es grave han quedado expuestas frente a los magros resultados que tienen muchos aspirantes a ingresar en carreras universitarias relacionadas con las ciencias duras, las tecnologías y la fuerte incidencia de la matemática como asignatura. Ya ha transcurrido tiempo suficiente desde los debates por la escuela tecnológica. Acaso sea tiempo de volver a instalar una discusión que aporte a un mayor perfeccionamiento de todo lo realizado.
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