Oscar M. Blando (*)
Lo más grave de esta época es que nadie piensa, escribía Martín Heidegger. En verdad parece una frase dedicada a gran parte de nosotros, la sociedad argentina. Ante tan indisimulable vacío, desde hace tiempo el actor (¿) Nito Artaza se ha convertido en un intérprete del "pensar" de muchos argentinos y sin duda el representante más mediático en la defensa de los "derechos constitucionales", que, como él, muchos sólo lo resumen en el derecho de propiedad. El (¿nuevo?) pensamiento argentino fue expuesto por su epígono más encumbrado, Artaza, -secundado por el no menos influyente pensador Perico Pérez- quien ante una multitud de ahorristas festejó frente a Tribunales el fallo histórico de la Corte Suprema que declaró la inconstitucionalidad de la pesificación, como una verdadera epopeya popular... Allí, utilizando el paternalismo propio de los políticos que -se dice- se quiere combatir, luego del acto, les pidió que "vuelvan a sus casas en paz...", y cual ícono redentor les garantizó: "ahora podrán mirar sus hijos a los ojos porque han defendido los derechos constitucionales...". Luego, implacable, el pensamiento nitoartaziano apeló al discurso preferido de esta hora: fustigó sin piedad a los políticos que ocupan bancas legislativas y al Poder Ejecutivo, pero ahora a la vez, rescató "la valentía" de los miembros de la Corte Suprema a quienes enarboló como la reserva de todos los argentinos... El halago a los miembros del supremo fue tan ostensible que una periodista osó preguntar si no constituía una contradicción la defensa tan cerrada de la Corte cuando era la misma Corte tantas veces criticada que estuvo borde del juicio político: "esas (las críticas) son campañas inventadas por algunos políticos", respondió Artaza con firme convicción. Pensar, describía un avezado periodista, es separar la paja del trigo: una cosa es suscribir una sentencia ajustada a derecho y otra cosa ungir a esta Corte Suprema como paradigma republicano. Con variantes de algunos integrantes, (la última de Maqueda por Bossert para asegurar aún más la (in)dependencia de poderes) es la Corte que impuso con sus mayorías (y respetables minorías) desde hace bastante más de una década, resoluciones que estuvieron más cerca de conformar al poder de turno que garantizar los derechos constitucionales de los ciudadanos. Esta es la Corte que utilizó el per saltum en 1990 para favorecer la privatización de Aerolíneas Argentinas y en cuestión de horas impidió que continuara entendiendo un juez que había dictado una medida de no innovar argumentando que bloqueaba la negociación del Poder Ejecutivo. Es la Corte que convalidó todas los decretos de necesidad y urgencia y las "emergencias económicas" (caso "Peralta"). Es la Corte que avaló los indultos de Menem (caso "Riveros") y que se apresta a declarar la constitucionalidad de la ley de obediencia debida. Es la Corte que revocó el fallo de la Corte de Santa Fe en el caso "Gaggiamo" (que declaró ilegítimas las jubilaciones de privilegio) y es la que sentó la peor jurisprudencia en términos de la doctrina de facto, asimilando gobiernos de jure con meros usurpadores. Es la Corte que permitió la desactivación de organismos de control (Fiscalía de Investigaciones Administrativas) y permitió la designación sin acuerdo del procurador general de la Nación. Es la Corte que convalidó la flexibilización laboral y avaló la suspensión de las convenciones colectivas de trabajo. Es la Corte que avasalló la autonomía universitaria (caso de la UBA). Es la Corte que tuvo la peor de las posturas en referencia a los derechos de las minorías sociales, denegando la personería jurídica a la Comunidad Homosexual (CHA). Es la Corte que modificó un decreto del año 1958 que impedía a los jueces nombrar a familiares directos, caso catalogado como de "nepotismo judicial". Es la Corte que permitió el recurso de "arrancatoria", es decir, sustraer una sentencia después de estar protocolizada... Resulta comprensible la satisfacción de muchos argentinos que vieron incautar sus ahorros en manos de bancos (que permitían a su vez girar inmensos fondos al exterior) violando derechos y garantías constitucionales y legales, pero ¿es posible elevar a "héroes" a miembros de una Corte Suprema cuya mayoría fue sospechada durante años de connivencia con el poder y negó derechos al conjunto de la sociedad mucho más importantes que los patrimoniales? En los primigenios días de la participación ciudadana y de las cacerolas no se hacían distingos: "que se vayan todos, que no quede ni uno sólo..." y este reclamo incluía a los miembros de la Corte que eran acusados, con visibles carteles, de corruptos, venales y carentes de independencia frente al poder político. ¿Qué quedó de ello? Para muchos argentinos, sin duda expresados por el pensamiento nitoartaziano, los derechos constitucionales se reducen al derecho de propiedad: los derechos sociales y hasta los derechos políticos, son adornos que en determinados (a veces largos) momentos históricos pueden suprimirse... En todo caso, ¿que tiene de "nuevo" esta posición en política, o qué tiene de democrática, más aún, qué tiene de "gesta heroica" que merezca el reconocimiento de nuestro hijos...? Muchos de quienes concurrieron a las marchas, y asambleas, y que recuperaron parte o el todo de sus fondos no volvieron a transitarlas -lo que hace más valorable la participación de quienes aún hoy las pueblan- ni salieron a avalar el juicio político a la Corte. Artaza aseguró que "este fallo es también un certificado de salud mental para la ciudadanía" (sic). Como dijo Adriana Schettini (La Nación, 9/02/03), ¿qué pasará si algún día la Corte juzga que los créditos también deben ser pagados en su moneda de origen, y qué sucederá si además el Tribunal decide que no se redolaricen los créditos obtenidos a través de escribanías? Imagino exigiendo de vuelta el juicio político para la Corte, así como si nada hubiera sucedido. Es posible que Nito Artaza termine pidiéndole (a la gente) que devuelva el certificado de salud mental que recibió el miércoles último... (*) Abogado
| Artaza al frente de una marcha de los ahorristas. | | Ampliar Foto | | |
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