A seis años de la desaparición de Bruno Gentiletti, el pequeño cuyo rastro se perdió cuando pasaba un día en el balneario La Florida, el caso sigue envuelto en un absoluto misterio. Si bien la Justicia archivó la causa y consideró al chico como un "desaparecido", los padres aún se aferran a la idea de que Bruno está con vida. Y mientras en Tribunales descansa un expediente de 16 mil fojas, la tragedia sigue sobrevolando el entorno del nene. Es que hace seis meses, la abuela materna se suicidó a lo Bonzo sumida en una profunda depresión, pero un sector de la familia descree de la versión. Dicen que "hay cosas que no cierran" y dejan flotando la idea de que la infortunada abuela sabía algo. Una duda más para un caso lleno de misterio. ¿Bruno vive?, ¿alguien realmente sabe dónde está?, ¿se ahogó aquella mañana del 97 o lo secuestraron? Estas son algunas de las preguntas que quizás nunca tengan respuesta. Pasaron seis años y aún no hay rastros de Bruno Gentiletti.
"Me hubiera gustado descubrir qué pasó realmente con el chico. Hubiese deseado haberlo encontrado vivo, eso habría sido la alegría más grande de mi vida", admitió el juez Edgardo Bistoletti, quien tuvo a su cargo la investigación de la misteriosa desaparición de Bruno.
El magistrado dijo no tener certezas de si el pequeño está vivo o muerto. Sin embargo, admitió que "el tiempo pasa, la criatura tendría hoy 14 años y si estuviera vivo, ya hubiese vuelto con sus padres".
Algo es seguro, la causa está archivada ya que pasaron más de tres años sin que ninguna pista firme haya podido dar con el paradero del pequeño. "Lamentablemente, nunca pudimos determinar dónde estaba. Es un caso como el de tantas averiguaciones de paradero que quedan sin esclarecer", admitió el juez.
El comienzo de la historia
La historia de la misteriosa desaparición de Bruno comenzó a escribirse la mañana del 2 de marzo de 1997. Ese día, la familia Gentiletti decidió viajar desde Las Rosas (la ciudad en la que aún hoy viven) para pasar un día en el balneario La Florida.
En aquel tiempo, la relación entre Claudio y Marisa (los papás de Bruno) no atravesaba un buen momento y ya se percibían los primeros síntomas de una separación que llegaría unos meses después.
Eran las once de la mañana cuando Marisa se dispuso a tomar sol y Claudio se fue al agua con los cinco hijos del matrimonio. Y hasta hoy, nadie sabe a ciencia cierta que pasó después. Dos de sus hermanitos aseguraron haber salido con Bruno del río y haberse dirigido a un tobogán. Marisa, en tanto, nunca recordó haber visto al nene salir del agua. Lo cierto es que los dos hermanitos volvieron más tarde porque alguien les dijo que el tobogán estaba clausurado. Pero Bruno se quedó y nunca volvió con sus papás.
Desapareció sin dejar rastros. Lo buscaron por agua y tierra. Consultaron a videntes, rabdomantes y hasta el mismo padre Ignacio se aventuró a decir que estaba vivo. Bruno nunca apareció y las versiones se multiplicaron.
Si bien los investigadores se inclinaron desde un primer momento por pensar que el pequeño se había ahogado, el cuerpo jamás apareció.
"Hasta que no me muestren a Bruno muerto jamás voy a creer que lo está", aseguró Claudio, el papá de pequeño, quien sigue insistiendo con que "hubo situaciones confusas" dentro del ámbito que rodeó a su hijo.
Claudio volvió a sospechar de la misteriosa desaparición del DNI del pequeño, que se esfumó días antes de que se perdiera su rastro, se lo buscó intensamente y fue encontrado más tarde por la mamá en un cajón que, según Claudio, "había sido dado vuelta 50 veces".
A mediados de septiembre del año pasado, Elba Córdoba, la abuela materna de Bruno, se suicidó rociándose con combustible en el interior del baño de su casa de Las Rosas. Tenía 70 años y estaba bajo tratamiento por alteraciones neurológicas y físicas. Según trascendió, la mujer nunca pudo asumir la desaparición de su nieto.
Pero una parte de la familia del pequeño descree de esta versión. "Unos días antes de morir, la señora le dijo a un vecino que quería hablar con la policía", aseguró una persona muy cercana a Bruno.
Es más, según recordó, la muerte de la abuela quedó envuelta en varios interrogantes. "Los peritos nunca encontraron el recipiente donde colocó el combustible para quemarse. Y además, el modo en que se quemó la casa es bastante confuso", señaló.
Por su parte, Marisa, la mamá de Bruno, admitió que hubo dudas en torno a la muerte de su madre, pero subrayó que la pericia indicó que "se había suicidado".
"Es verdad que había dudas sobre cómo se inició el incendio, pero yo fui la primera en ir a la policía y pedir que se investigara. La policía me dijo que mi madre se prendió fuego, pero en realidad no se qué fue lo que sucedió", relató.
Marisa también se sigue aferrando a la idea de que Bruno está vivo. "Siempre sentí que está con una familia", admitió, al tiempo que remarcó que "jamás" resignará la idea de volver a ver a su hijo. "Pasa el tiempo y te bajoneás porque no hay pistas concretas, pero jamás te resignás", aseguró.
En medio de sospechas familiares, la mamá de Bruno ratificó estar convencida de que "ninguna de las dos familias tuvo que ver" con la desaparición de su hijo. "El dolor de no tener a Bruno es muy fuerte", confesó.
Pasaron seis años desde la última vez que los Gentiletti vieron a su hijo. Desde ese día, sus vidas ya no son las mismas. El pequeño nunca apareció y el misterio sigue rondando el caso. Para la Justicia, Bruno es hoy un "desaparecido" y si en el 2007 aún no lo encuentran, pasará a catalogarlo como "ausente con presunción de fallecimiento".