Apenas lo llevaron recapturado a la Brigada de Investigaciones de la policía local, uno de los reclusos que protagonizó una espectacular fuga de una comisaría rosarina terminó involucrado en un grave caso de robo calificado y privación ilegal de la libertad en perjuicio del empleado de un estudio jurídico al que literalmente le desvalijaron la casa y dejaron maniatado seis horas en una silla. El entonces prófugo se aprovechó junto con un cómplice de la amistad que había trabado con el hombre, al que llegó a confesarle su participación en la fuga para pedirle asesoramiento. El acusado es Marcelo Miguel Reynoso. El 7 de enero pasado fue uno de los 20 reclusos que a través de un túnel que salía a una cochera lindera, se escaparon de la comisaría ubicada en barrio Martin. La policía obtuvo hace poco un dato preciso: el prófugo fue visto en la zona de 24 de Septiembre y Chacabuco. La Brigada de Investigaciones estableció que, a más de dos meses del gran escape, Reynoso había regresado a su casa. Con esa información corroborada, el Juzgado Correccional de la 7ª Nominación ordenó dos allanamientos. Uno en la vivienda de 24 de Septiembre 48 bis y otro enfrente de allí. La sospecha era que, además de Reynoso, pudieran haber otros buscados de la 1ª. Los procedimientos judiciales se cumplieron ayer bien temprano con el apoyo del nuevo Grupo de Infantería de Respuesta Inmediata, que vigiló todo el sector aledaño para evitar fugas. La policía recapturó a Reynoso cuando todavía dormía. También fueron demorados otras dos personas que viven frente a su casa por portación de armas. Los investigadores ya estaban más que satisfechos cuando al trasladar al sospechoso a la Jefatura de policía confirmaron que se trataba de uno de los boqueteros de la 1ª. Pero uno de los sumariantes recordó una denuncia del 21 de febrero en el que aparecía mencionado un prófugo de la 1ª de nombre Marcelo. La víctima de ese episodio era el empleado de un estudio jurídico de unos 40 años. Todo se inició el 17 de febrero pasado cuando este hombre conoció a Reynoso en la parada de un colectivo cerca de Córdoba al 4000. El denunciante reconoció que el acercamiento fue con la intención de encarar una relación sentimental. La charla derivó en que el empleado le dijera a Reynoso que trabajaba en un estudio de abogados. Allí Reynoso, que al parecer había entrado en confianza, contó la historia de la fuga. "Tuve un problema en la 1ª y me tuve que ir por mi hija", sostuvo. Su interlocutor le prometió ayuda o asesoramiento para el momento en que decidiera entregarse. El 21 de febrero, alrededor de las 23, Reynoso apareció con un amigo por la casa del empleado. Todo estuvo bien hasta que uno de los visitantes fue hasta la cocina y tomó una cuchilla. Según lo relatado por la víctima en la seccional 6ª, primero lo sentaron sobre una silla y lo ataron. Después, para que dijera dónde guardaba dinero, le tajearon piernas y brazos. Luego, armaron varios bultos y cargaron dos televisores, una computadora, dos celulares, 50 pesos, un ventilador de pie, todas sus prendas de invierno y verano, sus calzados, un reloj despertador y una alianza de oro. Así, con un trabajo paciente de varias horas, los dos maleantes dejaron a la víctima maniatada y amordazada.
| La seccional 1º, escenario de la fuga de enero pasado. | | Ampliar Foto | | |
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