Desde lo más alto del puente Rosario-Victoria no sólo se puede apreciar la magnificencia del río Paraná y una vista exclusiva de la ciudad, sino también un dato incontrastable: que la obra de infraestructura más importante del país retomó su ritmo. Unos 250 obreros volvieron a movilizar las tareas de construcción que entraron en su etapa final. Overoles naranja y cascos amarillos ya se ven mover, ir y venir, subir y bajar, mientras las barredoras, retroexcavadoras o camiones mixers, evidencian que hay actividad. Si todo sigue bien, la habilitación del corredor podría concretarse a mitad de mayo, aunque faltarán obras anexas. No obstante, la empresa concesionaria Puentes del Litoral sigue aguardando el depósito de los primeros 10 millones de pesos correspondientes a la asistencia financiera que comprometió el gobierno nacional.
Si bien podría decirse que el puente ya está construido en un 92 por ciento y que la estructura fue completada, las tareas actuales, llamadas de cosmética, no pasarán desapercibidas por los usuarios. Y, aunque parezcan menores, son claves. Falta aún terminar de pavimentar los caminos sobre las islas y colocar la carpeta asfáltica en los viaductos y puentes, además de finalizar el sector de pago de peaje, hacer limpieza general, instalar la señalización, parte de la iluminación y los aparatos de teleinformática.
Y para más adelante quedarán por ubicar las indicaciones destinadas al tránsito fluvial y se levantarán las 12 defensas contra el choque de embarcaciones (hay una sola terminada). También se completarán las calzadas a nivel donde hoy se hallan el obrador y las oficinas que conectan las rotondas de bulevar Rondeau y la costa.
Reactivación a full
Dos equipos de pavimentación están a full por estas horas en la unión física con Victoria. Camiones, máquinas, herramientas, materiales, polvillo y ruido definen el ambiente y el paisaje general. Hacía un año que no había tanta actividad: es que durante ese lapso las obras permanecieron cuasi paralizadas, "sólo se trabajó en pequeña escala", aseguraron fuentes que acompañaron a La Capital en una recorrida especial.
No obstante, esta semana la situación dio un vuelco. Si bien entre el 26 de diciembre y principios de enero pasado la concesionaria había comenzado a convocar al grueso de los operarios porque se avisoraba una solución al estancamiento, los trabajadores entraron recién hace pocos días. Ya hay 250 y se incorporarían unos 100 más.
Todo podría marchar sobre rieles si avanzan las gestiones financieras. El gobierno nacional estaría a punto de girar los fondos indispensables para continuar la última parte del emprendimiento una vez que la empresa complete documentación de rigor. El dinero será depositado en una cuenta del consorcio que levanta la traza. Se trata de unos 52 millones de pesos en total, correspondientes a un auxilio económico que será devuelto con el cobro del peaje.
Por eso, no todas son rosas. Es más, marzo y abril son meses históricamente lluviosos y el agua podría generar ciertos trastornos, incluso demorar la continuidad de la obra. "Somos conscientes de que debería faltar una corta etapa y tenemos la esperanza de habilitarlo", dijo uno de los referentes del trazado. Y los obreros también se manifestaron ilusionados. A ellos les tocó ayer un día agradable para trabajar al aire libre y a orillas del río. Por ejemplo, Juan, albañil oficial y hombre de pocas palabras, estaba feliz por haber vuelto a encontrar trabajo. Al lado de un rodillo neumático y una cepilladora que dejaba lisas las defensas, no paraba de retirar el telgopor de las mallas ubicadas sobre el puente principal.
Más adelante, apenas termina el viaducto del sector este, el panorama era otro. Allí, está en ejecución la obra civil correspondiente al único lugar destinado al peaje. Cristian trabajaba con las armaduras que servirán para instalar columnas de luz. Llegó desde Corrientes para radicarse en Rosario junto a su padre que también es obrero del puente asignado a los trabajos de desagües. En tanto, Rubén, oriundo de Victoria, dijo sentir alivio al ver que la construcción se había retomado. Todos cumplen tareas durante once horas diarias y descansan una para comer. Cerca del mediodía les llevan hamburguesas, pollo o milanesas, siempre con jugo de naranja. Estuvieron varios meses "sin laburo" mientras el emprendimiento se paró. Ahora, sus expectativas son otras y otros también son sus ingresos. Rubén recordó el momento en que se fue a anotar a la compañía concesionaria. "Dije que no me importaba hacer cualquier cosa, que solamente quería trabajar". Y ahí estaba haciendo su parte para que, si es posible, el 15 de mayo los autos puedan atravesar la obra más emblemática del país. Un sueño que ya cumplió 100 años.