Año CXXXVI
 Nº 49.779
Rosario,
miércoles  12 de
marzo de 2003
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El director presentó "El fondo del mar" en el festival marplatense
Damián Szifrón: "La película es el encuentro de un paranoico con un egocéntrico"
El joven porteño explicó que quiso unir en su historia el tema de los celos con el cine de aventuras

Fernando Toloza / La Capital

Mar del Plata (enviado especial). "El fondo del mar", la ópera prima de Damián Szifrón, era una de las películas que más expectativas despertaba por estos días en el encuentro. Con apenas 26 años, el director sorprendió el año pasado con el programa de televisión "Los simuladores", y cuando se supo que tenía un largo disponible, el Festival de Mar del Plata corrió a pedírselo, a tal punto que fue la primera película confirmada de la muestra. El filme no decepcionó, aunque en algunos momentos se tenga la impresión de estar viendo un muy buen programa de televisión.
"El fondo del mar" cuenta la obsesión de Ezequiel Toledo (Daniel Hendler), un estudiante de arquitectura y buzo aficionado, por su novia Ana (Dolores Fonzi). El muchacho está esperando que la chica lo engañé y el engaño se produce, aunque no de la manera en que Toledo se lo esperaba. Ante la aparición del supuesto amante (Gustavo Garzón), Toledo emprende un plan de intimidación, pero el tercero en cuestión no es hueso fácil de roer. Según el director, en el filme quiso unir su interés por el tema de los celos con una narración propia del cine de aventuras, sin hacer ni una película hollywoodense ni un "dramón europeo".
-¿Cuál es la marca distintiva de "El fondo del mar"?
-Es una película que puede parecer rara, no en el sentido de difícil, sino porque en ella confluyen varios géneros que en general conviven. Llegué al cine por intuición antes que por estudiar. Voy al cine desde los tres años, me acuerdo de las salidas con mi papá para ver películas en los cines de la calle Lavalle, de Buenos Aires, ir después a comer al Palacio de la Papa Frita, y volver a ver otro filme. El cine que me empezó a gustar tenía que ver con Francis Ford Coppola y los directores americanos de los 70, y con las películas de ciencia ficción.
-¿Y cómo pasaste de esos gustos a escribir una película sobre los celos?
-Cuando se dio la posibilidad de escribir un guión, los problemas que me interesaban no tenían nada que ver con ese cine que tanto me gustaba, eran problemas relacionados con los celos, la angustia, el bloqueo creativo, el miedo al fracaso que hizo que tantos artistas se suiciden. Entonces decidí tocar esos temas pero con un abordaje de cine de acción. La idea fue plantear el conflicto de Ezequiel (el personaje de Daniel Hendler) de una manera dramática y a partir de la aparición de un tercero (Gustavo Garzón) la película se convertía en algo más de aventuras, persecuciones, algo más detectivesco.
-¿Cómo llevaste la relación con los actores, les permitías improvisar?
-En relación con los actores pienso en el guión como el límite del escenario para trabajar, no como el punto de partida. Hay directores que tienen el guión para disparar situaciones. Para mí, el texto es lo principal, lo que viene después es trabajar a conciencia para que ese guión se vuelva orgánico y cobren vida las escenas y los personajes.
-¿Y en el rodaje, no se te ocurrían nuevas ideas para poner en la película?
-Sí, pero me quedaba con el famoso guión de fierro, como lo llamaba Hitchcock. En libro de conversaciones con Truffaut, Hitchcock decía que en el rodaje hay tiempo para que se te ocurran ideas nuevas, pero no hay tiempo para comprobar si esas ideas son buenas o malas. Muchas veces uno se puede tentar, pero cuando ve lo nuevo que filmó se da cuenta de que perdió el sentido.
-¿El guión lo escribiste para Hendler, Fonzi y Garzón?
-No lo escribí pensando en ningún actor, pero Hendler, Fonzi y Garzón me parecieron que tenían la espiritualidad perfecta para cada personaje. Por ejemplo, el personaje de Hendler, que es un tipo muy buen mozo, no tenía que ser un galán. Ana (Fonzi) lo quiere no por algo visual sino porque lo considera muy capaz, y cuando él tiene dudas sobre su capacidad, se produce una situación que puede dar lugar a la aparición de un tercero.
-¿Es cierto que la película se filmó en dos etapas más o menos distanciadas?
-Sí, la primera, que incluye toda la parte de acción, la hice antes de "Los simuladores", y la segunda después del programa. Poco antes de la primera parte me junté con Hendler para hablar del proyecto, y tuve un poco de miedo porque él era una celebridad del cine joven, y yo le llegaba con un planteo raro, diciéndole que me gustaban James Cameron, Brian De Palma y Kurt Russell, y él me dijo que le gustaba el cine iraní (risas). Después encontramos un punto intermedio en películas como "El", de Luis Buñuel, y "Las historias de Nueva York", el episodio que dirigió Martín Scorsese sobre un pintor interpretado por Nick Nolte.
-¿Hay mucho de autobiográfico en "El fondo del mar"?
-Sí, el problema de los celos, pero no me engañaron, sino que yo temía ser engañado. No vayás a poner que fui cornudo porque se me pudre todo (risas).
-¿Los personajes de Hendler y Garzón son algo así como "Los duelistas", de Ridley Scott?
-No sé, para mí es el encuentro de un paranoico con un egocéntrico. El personaje de Hendler está esperando que lo engañen y el de Garzón sólo se ve a sí mismo y por eso no puede advertir que el otro lo está siguiendo, con escenas muy obvias. Es lo que les pasa a los egocéntricos, que no ven más allá de sí mismos.



Daniel Hendler, Dolores Fonzi junto a Damián Szifrón.
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