Año CXXXVI
 Nº 49.778
Rosario,
martes  11 de
marzo de 2003
Min 20º
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cartas
A don Miguel David Mesegué

En un fragmento de un texto titulado "Servir" dice: "La vida es tan corta, y tanto hay que servir y ayudar, que no tengo tiempo sino de amar. Yo no quiero riquezas, ni glorias, ni fama, ni poder para mí: sólo quiero el gozo de amar, ayudar y servir". Inmediatamente, lo relacioné con quien supo durante casi 40 años encabezar la comuna de mi pueblo: Barrancas. Ese hombre que durante sus años de gestión nunca cobró sueldo. Vivió más de la mitad de su vida brindándose a la gente, a su gente. Humilde, trabajador, agradecido, inteligente, tranquilo, cauteloso, honesto, conservador eran perfiles de quien hoy ya no nos acompaña. Podía vérselo desde antes que aclarara el día con sus herramientas agrícolas y más tarde en la sede comunal atendiendo las demandas del pueblo. Nunca aceptó del todo los merecidos homenajes que se le rindieron por su ejemplo político único hasta hoy. En su último reportaje para el cable local declaró que era "hora de dejarle espacio a la gente más joven, con ideas nuevas...", aunque siempre se vislumbraban sus deseos de seguir vinculado con uno de sus grandes amores: la comuna. Supo ganarse el cariño de muchos y por qué no la antipatía de algunos, pero nunca la indiferencia. Hoy Barrancas se encuentra huérfana, triste y desorientada; el recuerdo de don Tito permanecerá en los corazones de quienes supimos conocerlo y quererlo. Desde el dolor, sirva este hombre como ejemplo para empezar a creer que aún existen políticos honestos que piensen en su pueblo, que no se necesitan autos importados, perfumes caros o ser títeres mediáticos para ganarse el respeto y el cariño de la gente.
Daniela Andrea Piccolo


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