Año CXXXVI
 Nº 49.777
Rosario,
lunes  10 de
marzo de 2003
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Más rosarinos en la Bienal de Venecia
Este año fueron invitados Juan Maidagan y Dolores Zinny a la prestigiosa exposición internacional de arte

Fernando Farina / La Capital

De la última edición de la Bienal Venecia participó Graciela Sacco, cuatro años antes lo había hecho Daniel García, y ahora Juan Maidagan y Dolores Zinny se suman a la lista de rosarinos participantes de una de las más prestigiosas exposiciones internacionales de arte.
Maidagan y Zinny fueron invitados por el curador, también rosarino, Carlos Basualdo para el denominado Aperto que se presentará en el edificio del Arsenal, un espacio que el director general de la Bienal, Francesco Bonami, encomendó, además de a Basualdo, a los expertos Hou Hanru, Igor Zabel; Molly Nesbit, Hans Ulrich Obrist y Rirkrit Tiravanija; Catherine David; Gabriel Orozco, y Gilane Tawadros.
La idea de Bonomi es utilizar a la Bienal como un mapa (como las islas en un archipiélago), cada uno con su propia identidad e independencia, de manera que el espectador-lector de ese mapa pueda explorar las distintas individualidades artísticas y acumular a través de su itinerario personal las distintas tendencias o realidades específicas del arte contemporáneo.

Sueños, conflictos y dictadura
En el marco del tema general de la Bienal, "Sueños y conflictos. La dictadura del espectador", Basualdo presentará "Estructura de la supervivencia", donde Maidagan y Zinny harán una obra conjunta. "Cuando nos invitó en Berlín -relatan los artistas- hablamos del marco conceptual y nosotros ofrecimos hacer la introducción, algo así como el capítulo introductorio. El tema -las estructuras de supervivencia en sociedades en emergencia económica- tiene por supuesto una clara intención de lectura política, de alguna manera relacionada con cierta línea de la última Documenta. Pero más allá de esto -que se enmarca en una tendencia del arte contemporáneo de poner de manifiesto a través de imágenes la emergencia económica-, nosotros lo ponemos en un contexto perceptual, con más información visual".
La obra que presentarán es una gran cortina que "cubre cosas insoportables", es algo que "busca seducir perceptivamente al espectador, pero que en realidad tapa el horror, algo así como lo que hace la CNN".
Participar de la Bienal de Venecia, saben los artistas, no sólo implica mostrar en una de las muestras más prestigiosas del mundo sino que además es la posibilidad de que cientos de miles de personas vean su obra. En el planteo de la obra entrevén que están trabajando con la problemática de la lectura. "Uno -advierten- a veces entra a un lugar y se empieza a leer la obra cuando es tarde, siendo que el artista empezó mucho antes y hay que recolocarse. Por eso cuando decimos que trabajamos la percepción no estamos hablando sólo de algo fenomenológico, sino de provocar sistemas que provoquen la atención para advertir cuál es el orden, es algo netamente lingüístico".
De esta manera, Maidagan y Zinny no ponen el centro de atención en la información sino en las consecuencias de esa información, específicamente cómo se cubre. "Se están muriendo miles de personas por desnutrición y los medios manejan esa información", acotan, y explican que cuando hacen una obra trabajan en "diferentes niveles, algunos más complejos, metafóricos, y otros más directos, perceptivos, por la sensualidad: en este caso un gran telón que está cubriendo algo".
El telón, describen, es también el escenario, hay un espacio, un recorrido posible y se puede entrar. La superficie, advierten, es también volumen y se compone por lo que está detrás. "La realidad -dicen en comparación- está compuesta por cosas que desconocemos, los hecho políticos y sociales también se producen por hechos que no conocemos, por historias que nunca se van a contar. Esta trama es como que está realizada por personajes e historias a las que uno nunca accede. No es casual que en nuestra obra la superficie sea brillosa".
Los artistas ya viajaron a Venecia para trabajar con el espacio y la arquitectura del lugar. "Nos interesa ver la materialidad, la luz, el color de las paredes y la historia aunque respecto de esto último no podemos trabajar porque todo es muy vago", indican.
La obra cubrirá una pared de unos 9 metros de largo por más de 6 de alto, y básicamente consistirá en un telón de tela blanca con cortes negros y amarillos, en el que una persona eventualmente puede meterse. Las citas aparecen: Lucio Fontana, entre ellas, en un trabajo que, insisten, apela a la sensualidad, a la posibilidad de entenderla también como una pollera, bien italiana, donde esconderse, y que muestra algo bello, como una forma de reconciliarse con el mundo.
En cuanto a la clara referencia a Fontana, reconocen que no sólo les interesa por sí mismo sino también por Gordon Matta-Clark, quien revaloriza el corte. "Más allá de la cuestión teórica de la espacialidad, Fontana nos importa por el gesto agresivo ante un contexto que lo somete. El corte es abrir otra cosa y uno sigue pensando qué está abriendo, es la pregunta que sigue pendiente", dicen, y agregan que en el caso de Matta-Clark el corte empieza ya a formar parte del sistema de producción, ya que es arquitecto y lo piensa desde la condición urbanística.



Ambos ya pasaron por Nueva York, Bruselas y Alemania.
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