El presidente de la FIA, Max Mosley, se habrá pasado el pañuelo por la frente. Es que después del sábado parecía que todos los cambios que implementó habían sido en vano por el abrumador dominio de Michael Schumacher y Ferrari. Pero la lluvia mojó el circuito una hora antes de largar y así fue que David Coulthard llevó a su McLaren a una victoria impensada que pudo ser de su compañero Raikkonen y de Montoya, mientras Schumy penó con una táctica ineficaz. Australia ofreció la emotividad perdida por el imperio ferrarista, todo gracias al agua que obligó a la mayoría a largar con gomas intermedias, excepto Williams, Renault y Raikkonen, que largó de boxes. Así, las Ferrari tomaron una distancia sideral desde el vamos y en la segunda vuelta ya le llevaban 11 segundos al resto. Pero el piso secó y Schumy debió parar, Barrichello se pegó contra las protecciones y Montoya quedó adelante, en una jornada que debió ser para el colombiano, quien a poco más de 10 vueltas del final se excedió en una curva, perdió a su Williams y la punta, aunque volvió y le alcanzó para alzarse con un muy buen segundo lugar. Raikkonen hubiera ganado si no fuera porque lo penalizaron por exceso de velocidad en boxes. Su mejor maniobra fue cuando defendió la posición sobre Schumy, a quien no le cedió la cuerda al final de la recta principal obligando al alemán a irse al pasto. Schumy superaba al McLaren por afuera pero no con todo el auto. El finés no aflojó y mantuvo la 2ª posición . Igual Schumy debió parar temprano, lo hizo por segunda vez y luego repostó a menos de 15, sacándose los dos deflectores que se le habían metido debajo de la carrocería. Y quedó definitivamente 4º. Coulthard, quien largó 11º, heredó así la victoria por no involucrarse en problemas. Los Renault cumplieron (Trulli 5º y Alonso 7º, quien sumó sus primeros puntos), Frentzen lució con el Sauber, BAR equivocó la estrategia con tres paradas en los pits, Toyota dio menos de lo que insinuó, Jaguar y Jordan estuvieron muy atrás y Minardi cerró el lote con Verstappen.
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