| | Cruce entre dos barrabravas en la ex Jefatura Andrés Bracamonte y Juan Alberto Bustos se encontraron por casualidad. Predicen que habrá consecuencias
| Jorge Salum / La Capital
El encuentro ocurrió el viernes a la tarde. A Juan Alberto Chaperito Bustos lo llevaban de la Alcaidía ubicada en la ex jefatura de policía a la comisaría de Funes. Justo cuando estaban por subirlo a un patrullero llegó Andrés Pillín Bracamonte, que iba a visitar a su amigo y lugarteniente Oscar Alberto Paquito Ferreyra. Los testigos afirman que fue un encuentro duro, de miradas y frases amenazantes. Aunque duró apenas un instante fugaz, cuentan que los dos barrabravas prometieron encontrarse en otro sitio para saldar algún día sus cuentas pendientes. Bracamonte es el jefe de la barra brava de Rosario Central y Bustos dice que está retirado pero nadie le cree. Ferreyra está preso porque violó una prohibición de asistir a la cancha cuando juega Rosario Central mientras cumple una condena en suspenso por sus actividades como barrabrava. Bustos está bajo arresto por un caso de abuso de armas contra una mujer con la que habría mantenido una relación sentimental. Pillín y Paquito son enemigos del Chaperito y muchas veces se han enfrentado, en ocasiones a tiros, en la cancha de Central o en las calles de la ciudad, incluso en pleno centro. Chaperito una vez recibió un balazo en una pierna y el ataque fue atribuido a varios pillines, entre ellos Hugo Sapo Taborda (ya fallecido) y el propio Bracamonte. El viernes, después de las 13, a Bustos lo llevaron de la seccional de Funes a la Alcaidía. Tal como lo publicó ayer este diario, el traslado se hizo luego de que el fiscal de Cámaras José María Peña cuestionara públicamente el hecho de que Chaperito estuviera alojado en una comisaría con amplias comodidades cuando se trata, por sus antecedentes, de un sujeto peligroso. Pero a la misma hora en que se producía el traslado el abogado Carlos Varela presentó un recurso de habeas corpus para que Bustos permaneciera en Funes y no lo llevaran a la Alcaidía. El principal argumento de este pedido fue precisamente que la presencia de algunos pillines en la prisión de la ex jefatura constituye "un grave riesgo" para la seguridad de Chaperito. El juez de Instrucción Nº 4, Jorge Eldo Juárez, hizo lugar el mismo viernes al recurso de Varela. Según el magistrado, Bustos podrá permanecer 48 horas en la comisaría de Funes hasta que mañana el juez correccional que ordenó su detención, Eduardo Costa, decida dónde alojarlo mientras dure el proceso. Varela dijo ayer a La Capital que Peña no tenía por qué pedir el cambio de lugar de detención de Chaperito. "El fiscal invadió la jurisdicción del juez Costa y además se olvidó que él no es quien toma las decisiones porque es parte del proceso y no el magistrado que resuelve", disparó. Pero el fiscal dijo que él no dio la orden y que entre sus funciones figura la facultad de denunciar cualquier irregularidad. "Esta situación lo es, y muy grave, porque Bustos no tiene por qué estar en una comisaría insegura como la de Funes", contragolpeó. Y remató: "Esto prueba que tiene privilegios, algo que vengo diciendo desde siempre". El abogado, en tanto, dijo que Bustos no estuvo más de 10 minutos en la Alcaidía pero añadió que ese lapso sirvió para demostrar que su integridad física corre peligro allí por la presencia de Ferreyra y algún otro miembro del grupo de los pillines. Peña, en cambio, sostiene que quienes corren peligro son las víctimas de Bustos y afirma que las condiciones de su detención en Funes son lo suficientemente light como para pedir su traslado a una prisión más segura. Chaperito es hijo de Juan Chapero Bustos, un barrabrava que durante años tuvo mucho peso en el club Rosario Central y que luego perdió terreno frente al avance de Bracamonte y los seguidores de sus dos hijos. El año pasado, en una entrevista con este diario, afirmó que no va más a la cancha y que ya no le interesa el fútbol. Sin embargo, en los últimos meses más de una vez tuvo que enfrentar acusaciones por abuso de armas y actualmente purga una condena de prisión en suspenso. Por eso Peña lo considera un sujeto peligroso al que deberían recluir en un lugar más seguro que la cómoda seccional de la Ciudad Jardín, como llaman a Funes.
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