Mauricio Maronna / La Capital
"¡El bacilo que me contamina se extiende por América latina!", exclama Ricardo López Murphy mientras los socios rosarinos de su movimiento no pueden evitar los gestos de sorpresa. El candidato presidencial luce desenfadado, suelto, como haciéndoles caso a quienes le sugirieron que deje de lado su pétrea imagen de señor de las tijeras. Acompañado por los popes de la democracia progresista y los dirigentes Fabiana Suárez y Daniel Gentile, presidente y vice en Rosario de Recrear Argentina, el fugaz ex ministro de Economía de la Alianza castiga sin piedad a Eduardo Duhalde, explica el renacimiento político de Carlos Menem y toma distancia de la rancia derecha nativa. En una extensa entrevista con La Capital, López Murphy hace notar que el progresismo argentino dejó de maravillarse con el efecto caipirinha, y que el único que sigue hablando de Lula es él. Tampoco trepida en admitir que, en caso de resultar electo presidente, recibiría al gobernador Carlos Reutemann "con los brazos abiertos". -Muchos dicen: "El mejor candidato es López Murphy pero va a ganar Menem". ¿A qué atribuye esa interpretación? -Esa es la campaña de Menem. A mí me gustaría que en vez de andar especulando sobre quién va a ganar nos pongamos prácticos. Por ejemplo el tema Barrionuevo, donde propusimos una cosa muy concreta. El peronismo hace lo imposible para que Barrionuevo no sea sancionado. -Algunos dijeron que el presidente bajó la orden de cuidarlo. -Bueno, a confesión de parte, relevo de prueba. La señora del presidente (Chiche Duhalde) declaró que estaba asqueada porque les devolvieron los depósitos a los ahorristas. ¡Imagínese a lo que hemos llegado! Si usted está de acuerdo con Duhalde, a nosotros no nos vote; si está de acuerdo con la acción patoteril de Catamarca, no nos vote. Ahora, si usted quiere otra República, vótenos... -Pero votarlo a usted también puede ser optar por la teoría del ajuste permanente. -Espero un poco, vamos a discutir eso. La corrección fiscal que propuse, en un momento de extraordinaria gravedad, para evitar la crisis que vivimos ahora era un décimo de lo que hizo Duhalde. Si se trata de ajuste y regresividad, a Duhalde no le gana nadie: nunca hubo tanta pobreza, desigualdad, nunca se castigó tanto a los sectores de bajos ingresos. Este (por Duhalde) es un regresivo, lleva la marca en el orillo. Los sectores que se dedican a esquilmar a los pobres, privilegiando y subsidiando a los más ricos de la sociedad, son los que nos dicen que somos la fuerza del privilegio. ¡Esto es bizarro, ridículo, digno de Goebbels! Por eso yo crezco en las encuestas. Esto de mandar patotas para generar ingobernabilidad es de una gravedad extraordinaria. -¿No será un apéndice, un prólogo de lo que puede ocurrir en las elecciones presidenciales? -Si hay impunidad con el tema Barrionuevo, no tengo dudas. Si no hay impunidad se van a cuidar un poquito más... Lo sustancial es por qué no se aseguró el concurso de las fuerzas federales para cooperar con las autoridades provinciales si hay elementos que generan actos de sedición. Los fiscales de la República tienen que intervenir en este caso. Duhalde protege al esposo de la ministra de Trabajo. El mejor antídoto para evitar el fraude el 27 de abril es votarme a mí. -¿Hay posibilidades de que se posterguen los comicios? -Si se postergan nos estarían dando más chance a nosotros... -Por eso usted quería votar en septiembre. -Quería que se vote en septiembre por todos los problemas que se están viendo. Es que cada vez que Duhalde interviene tenemos un problema espectacular... La Asamblea Legislativa debe proclamar al ganador el viernes o sábado, siendo optimistas. Y el domingo 25 de mayo tiene que asumir el nuevo presidente. ¿Le parece que esto es sensato? Pero yo voy a pelear hasta debajo del agua, y no me ahogo fácil. -¿Cómo explica el "renacimiento" electoral de Menem? -Es el contraste entre lo que se vive hoy y lo que pasó en los 90. Lo que ocurre es que los años 90 ya no son viables, pero Menem fue muy astuto en generar esa propaganda. Pero no lo veo recorriendo las calles de Salta, Mar del Plata o Lanús, como sí lo hago yo todos los días. Sí lo veo utilizando sutilmente el aparato de medios que tiene y la acción psicológica para crear la idea de que él es inevitable. Y lo hace bien... -¿Y a usted en la calle cómo le va? -Extraordinario. -¿Qué opina de Kirchner? -La gestión en Santa Cruz es igual a la de Menem y Rodríguez Saá, siempre la misma historia: reelección ilimitada, Ministerios Públicos escandalosos. Kirchner echó al procurador y lo obligaron a que lo reinstale, pero no lo hace. Creó una mayoría automática de jueces. Al menos, Menem nombraba a alguno que era jurista... Kirchner puso a los líderes de bloques, modificó el régimen electoral para tener mayorías abrumadoras y hay una gran opacidad en el manejo de las finanzas. ¿No le parece demasiado parecido a Rodríguez Saá y a Menem? Yo los veo igual a los tres. Los otros días leía un artículo periodístico que hablaba de Santa Cruz y me hacía acordar a los países totalitarios, llenos de fisgones y delatores. -¿Convocaría a Reutemann para que sea funcionario de un gobierno suyo? -Nosotros buscamos los votos razonables. Si el gobernador Reutemann nos quisiera acompañar será bienvenido. Le abro los brazos para recibirlo. -Hay quienes dicen que usted representa a la derecha de siempre. -Es la misma campaña sutil de acción psicológica, nosotros somos transversales y representamos el sentido común. Por suerte todavía no han dicho que soy lobizón. Por nosotros votaría desde Felipe González a Aznar, desde Lagos a Lavin. Y sigo hablando de Lula porque todos los demás han dejado de hablar, ¿se dio cuenta de eso? Porque cuando Lula llega al gobierno hace lo que estaba proponiendo López Murphy. Si hay alguna posibilidad de que Brasil salga adelante es por medio de lo que está haciendo Lula. Cuando el debate se centre en la sensatez y el sentido común, la campaña será más inteligente. Ahora, si nos confrontan con el pensamiento mágico la cosa se hace difícil. ¿Sabe cuál es nuestra ventaja? Que la historia está de nuestro lado, tenemos mucha suerte: apareció Lula. Y si me fuerzan, apareció Gutiérrez, el presidente de Ecuador, quien viene de una coalición indigenista y también está haciendo lo mismo. ¡El bacilo que me contamina se extiende por América latina!
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