Cuando se enteró del fallo redolarizador de la Corte, Eduardo Duhalde ensayó el tic del boxeador: sonrisa amplia y meneo de cabeza, con tal de mostrar que el golpe no había llegado.
Pero no era verdad. La decisión de la Corte Suprema de Justicia de redolarizar ahorros que la Nación le debe a la provincia de San Luis fue un sacudón para el presidente y su equipo, ahora pendientes de otros fallos que tienen que ver con las deudas contraídas por los argentinos con bancos, escribanías y financieras.
El primer reflejo de Duhalde fue reunir a tres de sus ministros en Olivos, analizar la situación y ordenarles "relativizar" los efectos del fallo de la Justicia, pero la movida tuvo efectos limitados.
Lavagna y Alvarez ensayaron diversas verónicas para sortear las embestidas pero no lograron disipar la preocupación generada a partir del fallo, no sólo en los ciudadanos comunes, sino en políticos, empresarios, banqueros y hombres puros de la economía.
El ministro Lavagna asegura que no hay "plan B", pero sabe que si en los próximos días la Corte no alumbra algún fallo favorable, vinculado con los préstamos, la situación puede tender a desmadrarse.
Lo que muchos no se explican es, ¿por qué tanta sorpresa con un fallo cuya crónica estaba anunciada? ¿Fallaron los canales oficiales habituales con la Corte? ¿Minimizaron algunos ministros el tenor de la acordada ante el propio presidente? Lo cierto es que la decisión de la Justicia sacudió a un Duhalde ya inquieto por los vendavales que el domingo bajaron desde la convulsionada Catamarca.
Indudablemente, el fallo tardío de la Corte Suprema -que se convierte en un escalón para la redolarización de casi todos los depósitos caprichosamente pesificados- caló hondo en la Casa de Gobierno.
Tanto como las desventuras de Luis Barrionuevo que, a fuerza de actitudes reñidas con la democracia y prepotencia, evitó con violencia que toda una provincia votara, con tal de seguir luchando para obtener beneficios propios.
Una sociedad que no ayuda
En ese plano el gobierno se sintió en una encrucijada. Se vio tentado de soltarle a Barrionuevo la mano ante la crítica general, pero prefirió no hacerlo para privilegiar una sociedad que hoy lo favorece.
El sindicalista es uno de los que hasta hace poco trabajó por la permanencia de Duhalde en el gobierno hasta diciembre del 2003, el que colocó a su mujer en el Ministerio de Trabajo, el que critica en público la postulación del candidato oficial Néstor Kirchner y el que -dicen- mira con simpatía la postulación de Adolfo Rodríguez Saá.
Un hombre a veces funcional al gobierno y otras no, pero peligroso, de todos modos, como para ponerlo en la vereda de enfrente, cuando sólo faltan poco menos de tres meses para el traspaso del poder.
Tal vez por eso, Chiche Duhalde defendió al catamarqueño y el peronismo oficialista no movió siquiera un dedo para -más allá de los discursos- quitarle la banca que ocupa en el Parlamento nacional.
Una sesión bochornosa obligó al peronismo a volver el tema a comisión, mientras la luz se iba y, con ella
-dicen- algunos expedientes contrarios al sindicalista.
Está claro, tras los hechos de Catamarca, que le será muy difícil a Duhalde hablar de la "renovación" que tanto pregona, cuando deliberadamente optó primero por el silencio y después por la excesiva prudencia, con tal de no hundir a su ahora aliado circunstancial.
Y también está claro que lo que ocurrió en Catamarca no puede ser el camino de una Argentina nueva.
Barrionuevo pretendió justificar su prepotente actitud de ser candidato -aun sin cumplir los requisitos- bajo el pretexto de que la Constitución provincial siempre "ha sido descuartizada".
Pero entonces, ¿qué propone el gastronómico, seguir descuartizándola, hasta llegar a hacer pedazos la Carta Magna nacional?
Bajo ese interrogante resultó extraña la conducta de la primera dama, políticamente poco afortunada en la semana que pasó.
En pocas horas le tendió la mano al polémico sindicalista, pretendió cargarse a los ministros de la Corte con un lenguaje que ninguno en el gabinete ensayó y abrió, innecesariamente, un frente eterno con la opositora Elisa Carrió, a quien trató de incapaz e identificó como posible "ídola de barro" si llega a la presidencia.
Precisamente, las características de la semana llevaron a muchos integrantes del gobierno a imaginar la necesidad de cerrar algunos frentes de conflicto y disputa para no tener que transitar hasta el 25 de mayo por caminos de cornisa.
Hasta el Ejecutivo llegaron indirectamente las preocupaciones del indio Anoop Singh por la etapa de transición y el cumplimiento del cronograma electoral, pero también datos desalentadores, respecto de la marcha de la candidatura de Kirchner.
El Fórmula 1
Un relevamiento ensayado por la Gendarmería Nacional en todo el país, muestra que Menem sería el candidato peronista con mayores chances de ubicarse en una eventual segunda vuelta. Por eso, las señales de alerta se prendieron en la Rosada, a la hora de analizar la marcha electoral.
"Es un Fórmula 1" se le escapó a Duhalde sobre Menem en un entorno íntimo mientras miraban por TV un acto del riojano en Lanús, imaginando nuevas alquimias para fortalecer al candidato oficial.
Desde el búnker menemista se asegura que ganarán "en primera vuelta", aunque no logran precisar cómo subirán el 23 por ciento que le da la mejor encuesta a la cifra del 40 con diferencia de diez sobre el segundo para evitar el ballottage.
Confiesan también que, si Menem va a segunda vuelta, habrá un acuerdo con Adolfo Rodríguez Saá. Tal vez por eso ya se los ha visto dialogar a solas al ex funcionario Eduardo Bauzá y al adolfista senador Serniese.
También los menemistas, si Ricardo López Murphy no llega a la segunda vuelta, quieren tentarlo con un ofrecimiento que podría ser la embajada argentina en los Estados Unidos o bien ante la Unión Europea, con tal de sumar.
Pero el ex radical redoblará los pasos de la campaña en su tramo final, con la esperanza de poder pelear por la presidencia y dejará en libertad de acción a los suyos, si no alcanza el objetivo de ir a la segunda ronda.
Carrió, en tanto, volverá a insistir que la próxima elección se define entre ella y Menem y dosificará sus apariciones para "no saturar" al electorado que hoy la sigue poniendo entre las firmes candidatas a dar batalla.
Desde su rincón, Rodríguez Saá dio un nuevo paso ayer al lanzar las 100 primeras medidas para los primeros 100 días de gobierno, con un panorama interno que, aseguran, ya no es tan sólido como hace algunos meses.
No son pocos los que dicen que el camionero Hugo Moyano ya no está tan conforme en ese espacio como decía estarlo y hasta le auguran posibles nuevos rumbos.
Economía, justicia y política se combinaron riesgosamente esta semana.
Una semana que sólo le dio alguna alegría al gobierno cuando Anoop Singh se dio por satisfecho ante Lavagna, por el cumplimiento de las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional.