| | Jujuy: Con ritmo de carnavalito
| Miles de personas participaron el martes pasado, -tras cuatro jornadas de festejos- del entierro del Pujllay o Diablo del Carnaval, que según la tradición vivió y reinó en las ciudades y en los pueblos rurales, en especial, en la Quebrada de Humahuaca. El carnaval jujeño duró cuatro jornadas y según una ley provincial ese día fue no laborable en todo el territorio. Los lugareños y turistas festejaron con papel picado, serpentinas, harina y pintura, pero sobre todo bailando y "copleando". Este año los pueblos de Maimará y Tilcara, al norte de San Salvador, fueron los centros concentración de los bailes con toda sus fiestas típicas. Uno de los puntos más atractivos del carnaval jujeño es la abundancia de la fruta, en especial la manzana y el durazno, con las que se hace el clericó para agasajar a los visitantes. Las comparsas más numerosas que se presentaron en esta edición del carnaval jujeño fueron "Los pecha pecha", "Caprichosos", "Tilcareñitos", "Los Ahijados"y "Pocos pero locos". El carnaval jujeño tiene significados diferentes a los que se realizan en las provincias del litoral o en Brasil, ya que está vinculado con las creencias, la identidad aborigen y con el momento de mayor fertilidad de la tierra. El festejo recrea también la amistad, ya que luego del desentierro del diablo, las comparsas, que se organizan en fortines, entrecruzan visitas acompañadas con bebidas y comidas regionales.
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