Año CXXXVI
 Nº 49.776
Rosario,
domingo  09 de
marzo de 2003
Min 24º
Máx 29º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Argentino perdió más aire en su vida en la B
Cayó ante Sportivo Italiano y la permanencia aparece muy difícil

Gutavo Yarroch

A esta altura del campeonato, es necesario tener un optimismo de militante para creer que Argentino podrá quedarse en la B. Los números no le cierran de ninguna manera: con el traspié de ayer ante Italiano, Flandria -el nuevo verdugo de Central Córdoba- le sacó 11 puntos en la tabla del descenso. La diferencia, de por sí importante, lo es mucho más si se repara en el recortado potencial futbolístico de los salaítos, en ese nivel de juego que despierta menos entusiasmo que preocupación.
Cualquier persona que repase únicamente la síntesis del partido podría imaginarse que el primer tiempo resultó, cuanto menos, atractivo. Cuatro goles en 45 minutos no es cosa de todos los días. Sin embargo, el fútbol entregado por los dos equipos fue un atentado contra el buen gusto, un compendio de limitaciones técnicas y pases mal dados. La explicación para ese 2 a 2 parcial, entonces, hay que buscarla por el lado del altísimo porcentaje de eficacia que tuvieron y por la endeblez exasperante de ambas defensas, en el caso de la de Argentino, agravada por dos fallas individuales imperdonables.
Los salaítos llegaron tres veces e hicieron dos goles. La productividad de Italiano fue mayor: ciento por ciento de efectividad. Golpearon primero los locales, después de una mala salida de Chacón. Ojeda -atrevido, incisivo, una permanente preocupación para el fondo de Argentino- desbordó por izquierda y mandó el centro para la aparición goleadora de Toro. Argentino lo dio vuelta casi sin proponérselo. Iriarte -acaso el mejor jugador con que cuenta- empató con un tiro cruzado y Correa puso el 2 a 1 con una definición seca y alta, a lo Chelo Delgado. Pero no fue capaz de sostener la ventaja más de seis minutos.
Y sobre el cierre, Aceto le erró al balón en un intento de despeje y Ojeda facturó.
Más allá de sus graves falencias, Argentino exhibió una dignidad que se mantuvo inalterable hasta el pitazo final: no se encerró en su campo en ningún momento. Por eso, seguramente, Raschetti Sánchez estuvo cerca con un tiro desde la puerta del área y Villarreal se lo perdió increíblemente entrando a la carrera al área chica.
Hasta que, a los 13, el ingresado Damiano bajó un centro rival en lugar de rechazarlo y Toro castigó ese tercer despropósito de la última línea salaíta.
El partido pudo haber terminado tranquilamente en ese momento. De allí en adelante no volvió a pasar prácticamente nada. Argentino cargó con su propia cruz e Italiano, que terminó ganando sin hacer demasiado, careció de punch para liquidarlo de contragolpe. Los salaítos, al cabo, siguen nadando contra la corriente. El problema es que cada vez tienen menos aire y menos fuerza, y la costa se divisa allá lejos, demasiado lejos...


Notas relacionadas
Sosa: "Pagamos muy caro los errores defensivos"
Diario La Capital todos los derechos reservados