| | Editorial El boom del turismo interno
| No hay mal que por bien no venga, asegura el dicho popular cuya versatilidad vuelve a quedar demostrada si se recuerda la formidable temporada turística que vivió la Argentina en momentos que atraviesa una de las peores crisis de su historia. Se trata, por cierto, de uno de los primeros beneficios palpables que trajo aparejados la conflictiva devaluación del peso. El efecto positivo se produjo en dos direcciones: por un lado, el magnético atractivo que para los visitantes extranjeros desarrolló el país este verano, en función de la depreciación de la moneda nacional con el consecuente abaratamiento de los precios. Por el otro costado, el notorio encarecimiento que para los argentinos sufrieron las tentadoras playas de Brasil y Uruguay desembocó en un verdadero aluvión de viajeros en los puntos tradicionales de nuestro país, liderados por la costa, Córdoba y el sur, que se proyecta con creciente fuerza. El secretario de Turismo, Daniel Scioli, brindó precisiones acerca del fenómeno, que quedó reflejado fotográficamente en pintorescas imágenes de multitudes disfrutando del mar en balnearios de la costa atlántica. Los incrementos del 39,5% del turismo interno y del 41,8% de las visitas de extranjeros dan la dimensión justa de la refrescante temporada estival que vivieron los destinos nacionales. Otra cifra significativa es la del dinero gastado por los visitantes durante el transcurso del primer bimestre del 2003: nada menos que 4.957 millones de pesos, un 92,9% más que el gasto del turismo interno en el último año. Si de manera constante se alude, en los discursos de los especialistas, a la importancia que tiene la reconstrucción del mercado interno cuando el objetivo perseguido es la recuperación económica del país, el ejemplo dado por el turismo debe situarse en relevante e ilustrativo primer plano. Impulsados, paradójicamente, por las estrecheces derivadas de la implosión de la crisis, numerosos argentinos redescubrieron este verano la belleza y hospitalidad de su propia tierra. Bienvenido sea, y que sirva de lección para el futuro próximo.
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