Las prácticas agronómicas para manejo del suelo y los cultivos son claves para mejorar la situación en las regiones afectadas comúnmente por excesos hídricos y salinos que se producen luego de las inundaciones, según nuevos estudios realizados por especialistas del Instituto de Suelos del Inta Castelar.
"Si bien los problemas de inundación son recurrentes y de solución compleja, existen medidas para aliviar la situación de los productores y pobladores de las regiones afectadas", explicó Roberto Casas, director de esa dependencia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
"Estas decisiones, que apuntan a encarar la problemática de una manera integral, son de infraestructura básica, infraestructura hidráulica y de tipo agronómicas de manejo de suelos y cultivos", afirmó.
El noroeste bonaerense "constituye una región carente de una red hídrica superficial, que abarca 6 millones de hectáreas, conocida como Pampa Arenosa, una de las subregiones más afectadas por las inundaciones recurrentes dentro de la región pampeana", explicó.
"El período húmedo que afecta a la región desde 1972 y las lluvias de los últimos tiempos provoca periódicamente el anegamiento de extensas superficies que, por carecer de vías de drenaje naturales, hace que las áreas planas o ligeramente deprimidas mantengan el agua en superficie", precisó Casas.
Sube la napa freática
Esta situación "conduce al ascenso regional de la capa freática, que lleva disuelta elevadas cantidades de sales, ya existentes en profundidad".
Al disminuir las lluvias, en los sectores planos y deprimidos, "los suelos se van secando por infiltración y evaporación; comienza a generarse el proceso de salinización y se interrumpe el ciclo productivo en amplias superficies de la región", sostuvo.
"Una de las fases del proceso se relaciona con el ascenso de la solución salina por capilaridad, la evapotranspiración se incrementa con el aumento de las temperaturas y vientos de primavera, actuando como una verdadera bomba que succiona a la solución salina, a través del espacio poroso del suelo", añadió.
Otra fase es la concentración salina en el horizonte superficial y por último la formación de la costra salina en superficie, visible en épocas calurosas, ventosas y secas.
Casas expresó que "las medidas de infraestructura básica abarcan el alteo y mejora de caminos, mantenimiento de vías férreas y protección de ciudades y pueblos. Algo vital para que los pobladores no queden aislados y para que los productores no afectados puedan continuar con la actividad productiva", dijo Casas.
Proceso reversible
En cuanto a las medidas agronómicas de manejo de suelos y cultivos que pueden tomarse son diversas, tanto en áreas con problemas de drenaje como en las agrícolas.
Pero la salinización es un proceso parcialmente reversible: cuando ocurren ciclos climáticos normales, el agua de lluvia puede arrastrar las sales hacia horizontes profundos y se da una lenta recuperación natural.
Por lo tanto, hay que evitar el pastoreo continuo, que intensifica la denudación del terreno, provoca compactación superficial y disminuye la capacidad de infiltración del suelo.En estas condiciones se observa el regreso de la vegetación natural.
La primera especie que se instala es la Salicornia (Jume), luego la Distichlis sp. (pelo de chancho) y, cuando se intensifica el lavado de sales, la Kochia scoparia (morenita) y Cynodon dactylon (gramilla o pata de perdiz), enumeró Casas.
Para acelerar este proceso, hay que aplicar prácticas que mejoren las condiciones hidrofísicas del suelo, mantener la cobertura vegetal y romper la continuidad del espacio poroso del suelo para evitar el ascenso capilar de la solución salina.
Los sectores carentes de vegetación son más difíciles de recuperar. Ahí es conveniente realizar la cobertura de la superficie del suelo con rastrojo o paja de cualquier naturaleza, para disminuir la incidencia de la energía evaporante y, con ello, el ascenso de la solución salina.
Este procedimiento favorece, además, el lavado de sales por acción de las lluvias. Otra metodología para disminuir el ascenso de las sales consiste en la aplicación superficial de un cincel en forma repetida durante el verano para, así, romper la capilaridad y favorecer el escurrimiento en profundidad de las sales.
Vuelve el verde
Disminuida la salinidad, "es posible la siembra e implantación de una pastura a base de especies tolerantes, como el agropiro alargado, festuca, lotus tenuis y melilotus albus y officinalis", indicó Casas.
Resulta fundamental -dijo- "evitar el sobrepastoreo y compactación del suelo, que son las principales causas de disminución de la infiltración y aumento del escurrimiento hacia los bajos".
En los suelos agrícolas de la región pampeana se producen procesos de erosión hídrica, lavado de nutrientes y compactación por efecto del agua, lo cual puede afectar su productividad en forma temporaria o permanente.
Allí hay escurrimientos desde los sectores más altos, encharcamientos y anegamiento de sectores deprimidos.
Cauces naturales
La energía morfogenética del paisaje determina un movimiento rápido del agua, que drena por los cauces naturales del terreno.
Esta situación genera erosión de los suelos en pendientes y sedimentación en los sectores bajos del relieve, los que constituyen los procesos degradatorios más importantes por su gravedad e imposibilidad de recuperación.
Por ello, "mediante prácticas de manejo del suelo, hay que tratar de retener el agua de lluvia en el lugar donde cae, evitando o retardando el escurrimiento hacia los bajos y lagunas", advirtió el especialista.
La aplicación del sistema de siembra directa en los suelos agrícolas contribuirá a mejorar la infiltración y almacenamiento en lomas y cordones medanosos", dijo por último Roberto Casas.