Junto con el incremento de la demanda que sufrieron en los últimos tiempos los hospitales públicos por la transferencia de los servicios prepagos, se incrementaron las dificultades para una buena atención del paciente, quien cada vez debe enfrentar más obstáculos para atenderse, un mal que también recorre los espacios privados. "No es la culpa del hospital público, la institución privada tiene los mismos defectos, es un problema cultural", destacó Dante Graña, psiquiatra y experto en Calidad en Salud. En la medida en que la institución privada depende mucho más para sobrevivir de la elección del cliente, tiene una necesidad de marketing y no una estrategia humanitaria y ética. Al referirse a la cultura hospitalaria, "que no escapa al modelo autoritario de la sociedad" Graña reconoció que en los hospitales esto se acentúa "dado que es una organización donde hay una circulación vertical de órdenes, de alguien que dispone del conocimiento y del poder hacia alguien que viene a demandar. Se trata de instituciones donde se presta para ejercer mucho más el autoritarismo, pero también ha tratado de cambiar este esquema, es consciente de estas cuestiones". El profesional destacó que en el país existe un déficit que no sólo tiene que ver con las esperas para turnos o el maltrato de un administrativo o un médico, sino también con otro tipo de derechos como el de informar previamente a los pacientes sobre los estudios que se le realizarán o respecto de las opciones de tratamiento. En este sentido, precisó que el problema es mucho más profundo. "Hay pacientes que son sometidos a procedimientos de investigación sin que ellos lo sepan. Hace diez años el paciente no sabía que estaba siendo un sujeto de investigación, eso hoy pasa mucho menos, pero sigue ocurriendo". Graña remarcó que las personas que en general son utilizadas para investigaciones, "pertenecen a sectores carenciados, mientras que en los sectores más altos son utilizados para tener una rentabilidad sobre procedimientos que no son útiles". En este contexto, también es cierto que muchas veces los médicos no dan ninguna explicación del diagnóstico ni del tratamiento, y no escuchan la demanda y las necesidades de saber y preguntar del paciente, desprecian sus temores, y se sitúan en un lugar de poder ante la subordinación, sumisión y falta de conocimiento del que consulta. Por su parte, el médico y sanitarista Hugo Arce, director del Instituto Técnico parta la Acreditación de Establecimientos de Salud (Itaes) se refirió a la actitud de los médicos. "Existe un comportamiento que es muy antiguo, el médico va al hospital a capacitarse y con frecuencia no tiene en cuenta que está cumpliendo un servicio". Al respecto Arce agregó que el médico ocupa un lugar de poder, que hay en él una idea de superioridad, de situarse en el centro de la escena "aunque algunos altamente capacitados tienen una actitud completamente distinta", y precisó que "la asimetría de información genera una relación de dependencia y una actitud de sumisión del paciente". El especialista recordó que el movimiento que surgió con el crecimiento científico a comienzos del siglo XX afectó a todas las escuelas médicas e introdujo una sólida formación científica, pero despojó a la atención médica de ciertos aspectos humanitarios, por lo que la contención que necesita el paciente "no era valorada porque la misión es salvarle la vida". Arce planteó que el aspecto psicológico, de contención, de buen trato, es primordial. "Esto está cambiando -reconoció-. En los países más desarrollados implica grandes inversiones de dinero; en nuestro país lo hacemos más precariamente pero lo significativo es que esta preocupación se extiende en el mundo en forma horizontal". (Télam)
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