Pedro Squillaci / La Capital
Arrasó. "Son amores" logró en su primera emisión del segundo ciclo 30.4 de rating y se convirtió en el programa más visto del "maldito lunes". No sólo eso, el éxito de Pol-Ka dejó muy atrás a la tira líder del verano, "Costumbres Argentinas", de Telefé, que apenas midió 16.6, es decir poco más de la mitad de los televidentes que eligieron ver a los Marquesi. Es que "Son amores" lo tuvo todo: emoción, humor, ternura y una historia que no va a dar lugar para extrañar a los personajes que abandonaron la tira. Chela (Gabriela Toscano) en un personaje tan torpe como tierno, está llamada a seducir a todos, pero principalmente a Sánchez (Miguel Angel Rodríguez). Sin embargo, el primer encuentro del árbitro con ella no es nada sexy, aunque su relación promete ser mejor que la que tuvo con Millie Stegmann, cuya Lola será muy fácil de olvidar. Tomás (Milton de la Canal) es el hijo de Chela, se escapa del control de su mamá y se entretiene jugando a la redonda con Sánchez. "¿Usté qué hace con mi hijo?" le dice Chela a un Sánchez sorprendido en su inocencia, tras lo cual la mujer se lleva a su niño con toda la mala onda. Poco después Chela se queda sin trabajo y deberá recurrir a su hermano Osvaldo (Norberto Díaz), que acaba de asumir como árbitro de All Boys y parece tener pocos pruritos para los negocios sucios. Para salvar a su hermana le ofrecerá hacerse cargo del bar del club, donde seguramente se cruzará con Sánchez. Pablo (Nicolás Cabré) ya dejó su desprolija cabellera y ahora vuelve rapado. Eso sí, tiene un estado físico ideal para salir corriendo y escapar en calzoncillos del padre de una infartante amante ocasional, con quien vivió un romance en Balcarce. El lugar ideal para parar será Buenos Aires, y nadie lo va a atender mejor que su tío, que volverá a aceptarlo. Su hermana Valeria (Florencia Bertotti) también recaló en Buenos Aires y ahora tendrá que superar el impacto negativo que le provocó ver a su novio Coco (Facundo Espinosa) con otra. A la familia le falta una pata, y es Martín (Mariano Martínez) que está lesionado en Italia, no debutó nunca en el Milan, y teme no poder jugar más al fútbol. La única forma de compensar su tristeza es volver a encontrarse con sus hermanos. Y decide volver a la Argentina en el mismo momento que Pablo, tras brotarse porque lo dejaron hablando solo por teléfono, los embarca a todos para viajar a Italia a buscar a Martín. El cruce era el cantado: todos se encontraron en Ezeiza. Abrazos, besos, Martín que le dice "yanyito con cola" a su hermana, ella que lo besa más que nunca, Pablo que recuperó a su hermano mayor, y el tío Sánchez que no quiere perderse el festejo. Quizá también festejaban los 30 puntos de rating y porque una buena historia está por venir.
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