Año CXXXVI
 Nº 49.769
Rosario,
domingo  02 de
marzo de 2003
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México: Toros gigantes y bodas falsas
En las ciudades aztecas se desarrollan diferentes rituales para celebrar la llegada del Rey Momo

Enormes toros hechos artesanalmente por el pueblo de Michoacán, en México, son empujados por la calle durante los días del carnaval, cumpliendo con una ceremonia tradicional de los festejos al Rey Momo.
En Michoacán, "tierra de pescadores", le atribuyen el origen de esta ceremonia al ingenio marketinero de un obispo, quién aprovechando el interés de la gente por las corridas de toros, creó como símbolo de las carnestolendas estas figuras gigantes a las que cubren con esterillas brillantes.
Los carnavales en este estado de México comenzaron ayer y culminarán el próximo martes, pero los preparativos se inician dos meses antes, cuando llegan las colectas para construir los toros y las comparsas debaten cuál será el tema del año.
Este año las principales representaciones girarán alrededor de la revolución mexicana, el escudo nacional, el calendario azteca y el romance entre un indígena y la flor del tabaco. Alegorías de cinco metros de alto y más de cien kilos de peso.

Tributo al agua
Otro ingenioso carnaval es el de María Valdés, donde se le rinde tributo al agua. En este rito participan un falso sacerdote, un caporal, un caballo y un toro, además de un grupo de parejas de novios. Todos ellos arman frente a los manantiales una boda ficticia, al ritmo de frenéticos bailes.
Morelia, capital del estado de Michoacán, tuvo en el pasado otras identidades: los indígenas la llamaron Guayangareo y los españoles Valladolid. Es una ciudad que posee reliquias coloniales tan valiosas que la Unesco la declaró Patrimonio Histórico-Cultural de la Humanidad.
Es una ciudad antigua de calles adoquinadas, gastadas por el incensante ir y venir de las carretas, que además de una oferta de alojamiento en cadenas hoteleras internacionales también tiene viejas casonas que ofician de albergues.
De acendrada tradición musical Morelia es sede del Conservatorio de las Rosas, la escuela de música más antigua de América. Allí se realiza el Festival de la Guitarra, por su cercanía con Paracho, pequeña localidad a la que se conoce en el mundo por la excelencia de sus guitarras artesanales.
Otro de sus atractivos es el santuario de la Virgen de Guadalupe, decorado con pinturas de Pedro Cruz y diseños de oro, y el templo de San José, en lo alto de la ciudad, con el acueducto donde las mujeres iban a buscar agua para sus hogares.
Pero nada hay en Morelia que se compare con su catedral de estilo barroco y sus torres de setenta metros de altura, un derroche de bóvedas, arquerías, santos y querubines. Y también la Casa de la Cultura, en el parque Budenciana Boca Negra, un mosaico de construcciones de épocas muy diferentes.
La segunda ciudad del estado es Pátzcuaro, con su plaza don Vasco de Quiroga, un lugar de aires pueblerinos que se percibe en los sabores caseros de sus comidas, como el menudo rojo con tortillas, las quesadillas y el chocolate espumoso que se sirve en jarros de barro.
En Pátzcuaro también está la Casa de Once Patios, donde funciona un mercado de artesanías y aún se realizan trabajos de laqueados con incrustaciones de oro.
Curiosamente también llegan a Michoacán, entre noviembre y marzo, millones de mariposas "monarca", que encuentran en sus bosques el ecosistema ideal para vivir y efectuar la procreación.
Para los indígenas las mariposas encierran las almas de los guerreros purépechas, que murieron defendiendo esas tierras, y explican que son sus espíritus los que regresan todos los años sólo para admirar la belleza del lugar y mitigar su eterno dolor.



Los carnavales en Michoacán finalizan el martes.
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