El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, encabezó ayer el inicio de las obras de demolición de la ex cárcel de Caseros, en el barrio porteño de Parque de los Patricios, con el retiro de material contaminante, de instalaciones termomecánicas y del sector administrativo. Ibarra dijo que aun no está decidido si la demolición total del edificio de Caseros y Combate de los Pozos se realizará a través del sistema mecánico o por implosión, pero confió que cualquiera sea el método elegido estará completada "antes de fin de año". Esta primera etapa comprenderá un plazo de 130 días durante el que se mantendrá el cerco perimetral y todo elemento estructural que no comprometa la estabilidad del edificio en torre. "Seguimos con los estudios. Una vez terminada la demolición mecánica, vamos a decidir si la demolición final del edificio se hace a través de implosión o por sistema mecánico o tradicional", dijo Ibarra. En este sentido, tanto Ibarra como expertos militares descartaron que la implosión pueda hacer correr riesgo a los edificios cercanos, hecho sobre el que expresaron su preocupación los vecinos del lugar. Según dijo el jefe de Gobierno, "es una buena noticia no sólo para Parque Patricios, sino para toda la ciudad de Buenos Aires", ya que en el lugar se prevé levantar espacios verdes, así como un complejo de viviendas, una escuelas y un centro comercial. Por su parte, el general Jorge Alberto Olivera, comandante de la Guarnición Militar Buenos Aires, explicó que lo que se inició ayer es "una participación de especialistas preparados para la guerra química que entre 15 y 20 días van a sacar material contaminante, como el asbesto que protegía a calderas y cañerías". El asbesto (amianto) es un compuesto altamente tóxico que, de no removerse en forma previa a la demolición, podría provocar nubes de alta toxicidad, con riesgo para los habitantes del barrio y para los hospitales emplazados en los alrededores. Por su parte, el titular del Centro de Gestión y Participación Nº 4, Daniel Brunet, explicó que es "imposible reciclar este edificio, no hay lugar para ello los destrozos son muy grandes y el significado del edificio motiva aún más la necesidad de demolerlo". Según el proyecto aprobado por la legislatura, una vez liberado, el terreno será destinado a la construcción de un complejo de viviendas, infraestructura, comercios, espacios verdes, aunque un grupo de vecinos propone realizar una universidad. Después de numerosas consultas técnicas, reuniones con profesionales del Garrahan, con el Ejército, con la Cámara de Demoledores, se realizó un estudio de impacto ambiental que determinó "efectos no relevantes", si se procedía a la remoción previa del asbesto en forma mecánica. (DyN)
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