En Argentina el 90 por ciento de los tractores que se venden son para sembrar grandes extensiones de campos bajo el sistema de siembra directa. Muchos con adelantos tecnológicos de última generación y confort como las cabinas acondicionadas, los sistemas satelitales y de monitoreo. Sin embargo, cada vez son más los productores que les piden a los fabricantes una mayor potencia para poder sembrar con dinamismo, sin quedarse haciendo fuerza en el camino como una carro empantanado.
Sucede que técnicamente y por falta de diálogo, los fabricantes de sembradoras y quienes hacen los tractores no han podido adecuar un correcto funcionamiento de los circuitos hidráulicos de estas dos herramientas. Esto trae como consecuencia un trastorno para los usuarios y clientes en común de las empresas que fabrican, distribuyen e importan estos productos.
Desde hace un tiempo los productores agropecuarios compran equipos nuevos para finalmente terminar adaptándolos a un mayor costo y por sus propios medios.
Atento a esto, en los últimos meses se hicieron sentir los reclamos y necesidades de encontrar la forma para unir los requisitos técnicos que debe tener un tractor para hacer rápida y eficiente la movilidad de una sembradora, aunque, por el momento, sin respuestas ciertas.
Las sembradoras se convirtieron en los últimos años en una maquinaria integral porque, además de su función histórica de sembrar, la siembra directa le incorporó dos nuevas funciones como cortar los rastrojos en superficie y producir la doble fertilización con el nitrógeno al costado de la línea de siembra y el fósforo sobre la misma línea.
Esos mecanismos, colocados en un bastidor o chasis, hacen que las máquinas necesiten distintas prestaciones y determinadas características de caudal, presión hidráulica y una respuesta a través de sus comandos que le permitan al productor agropecuario en las cabeceras tener un comportamiento rápido por parte del producto como clavar, volver a clavar, doblar y seguir con su trabajo.
Los retoques
Para lograr esto, los fabricantes de sembradoras quieren que los nuevos tractores tengan bombas del tipo a pistones y de caudal variable. Así se podría alcanzar una prestación mucho mayor de respuesta. Se requiere una presión mínima de 150 kilos por centímetro cuadrado y una máxima de 200, de acuerdo a las normas Iram e ISO.
Además de la presión, los especialistas entienden que es imprescindible una reacción rápida de parte de los distintos componentes de las maquinarias que necesitan aprovechar un caudal mínimo, que aporte 10 litros por minuto para tractores de 100 HP en adelante partiendo con esa base.
Disponibles a las salidas del control remoto, estas deben disponer como mínimo de tres válvulas de comando para accionar simultáneamente las distintas partes hidráulicas de las sembradoras, así como una respuesta inmediata en cuanto al esfuerzo y a la velocidad.