Juan Iturrez / Ovación
El torneo Argentino B para los equipos rosarinos ya es historia. La gran expectativa creada por Defensores Unidos y San José quedaron en el olvido, después de las pobres campañas que determinaron su eliminación en la primera fase. A la hora de hacer un balance y analizar el fracaso rosarino, puede decirse que ambas instituciones no estaban a la altura de la circunstancias y no tomaron este torneo con la seriedad requerida. Por el lado de los rojos de Ludueña, las cosas en el 2002 no terminaron muy bien después del ascenso a la 1ª A. Según versiones, la llegada del Chiquilín Jorge García era para dirigir el primer equipo que participaría en el Argentino B, pero esto molestó al técnico campeón de la B Elpidio Sánchez y todo quedó como era entonces: Sánchez con el primer equipo y el Chiquilín como coordinador de las divisiones inferiores, un roce que los dirigentes pudieron manejar con mucha diplomacia. En cuanto a las incorporaciones, dejaron mucho que desear. Los únicos que salvaron las ropas fueron los jugadores del club que pusieron todo en cada partido. El técnico Tito Sánchez tiene mucho de responsabilidad por esta eliminación. Tuvo los días necesarios para trabajar, la disponibilidad de jugadores y todo el apoyo de los dirigentes que es fundamental para esta competencia, pero no fue capaz de mentalizar a sus jugadores que estaban jugando un torneo de AFA y no el de 1º B de la Rosarina, sin desmerecer la competencia local. Los dirigentes hicieron todo lo necesario para poder participar en este torneo que quedará en el olvido. Los únicos que no fallaron fueron los hinchas, que en gran número siguieron de local y de visitante al equipo. Todo un ejemplo. Por el lado de San José las cosas fueron diferentes, pero con el mismo final. Realizó una pretemporada de 12 días en Mar de Plata, contó con pocas incorporaciones, pero con jugadores de experiencia como Andrés Aibes y Mariano Ariagno, ex Argentino, y Marcelo Meza, ex Córdoba y Tiro Federal, un cuerpo técnico de privilegio y todo el apoyo en lo económico para encarar este torneo. Pero fue eliminado en el último encuentro cuando tenía todo para ganar de local (con el 1 a 0 le bastaba) y pasar a la segunda fase ante Argentino Quilmes de Rafaela, un equipo que se presentó con 11 jugadores, llegó sobre la hora, jugó el técnico Marcelo López y para colmo se dio el gusto de hacer jugar a su presidente Adrián Mezzadri, quién estaba en la lista de buena fe aunque cerca de los 40 años, venciendo igual 1 a 0. Todo un papelón, sin palabras. La gente siempre estuvo, viajó a todos lados y de local el apoyo fue incondicional. Para la liga más importante del interior del país, la posibilidad de acceder un peldaño más en la consideración nacional volvió a pasar de largo.
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