Mientras el Rey Momo prepara sus coloridos trajes para abrir el carnaval de Río de Janeiro, los soldados se movilizaron ayer en la ciudad para proteger a los turistas de las bandas de narcotraficantes, en la primera vez que interviene el ejército en la famosa fiesta brasileña. El coronel Ivan Cosme, del Comando Militar del Este, dijo que un número no soldados comenzaron a proteger ayer Río de Janeiro, donde una ola de violencia desatada por grupos armados de narcotraficantes causó 10 muertos en la última semana. La Operación Guanabara, que alude a la pintoresca bahía de Río con el mismo nombre, constituye la primera vez que los militares son llamados para patrullar la ciudad durante el carnaval, cinco días de ruidosa y colorida fiesta que se ha convertido en un símbolo importante de la identidad brasileña. "En principio, la operación debe durar hasta el Miércoles de Ceniza, pero no hay un plazo para que termine", dijo Cosme, declinando revelar otros detalles al afirmar que la reserva es importante "en una situación con elementos de alta peligrosidad". Las fuerzas de seguridad serán desplegados en los alrededores del famoso sambódromo. El enorme escenario está constituido por una calle por donde desfilan y bailan las numerosas escolas de samba y sus descomunales carros alegóricos en su anual competencia, difundida por televisión a todo el mundo, y a cuyos lados se levantan grandes palcos con diversas comodidades. Ayer, la policía mantuvo un tiroteo con pandilleros que obligó a cerrar una avenida central por varias horas. Es tan fuerte el poder de los narcotraficantes que son descritos por los medios de Brasil como el poder paralelo al Estado. Más de 50 autobuses fueron incendiados por los vándalos entre el lunes y anteayer, y los delincuentes lanzaron bombas caseras y atacaron a balazos algunas tiendas que ignoraron una orden de los narcotraficantes de permanecer cerradas. Por la violencia han muerto esta semana 10 personas. Las autoridades de Río dicen que las bandas, que controlan el lucrativo negocio del tráfico de drogas y de armas desde las favelas levantados en las colinas de la ciudad, ordenaron la ola de violencia en represalia por las duras medidas que ha tomado la policía en contra de ellos. Pero expertos en seguridad dijeron que los delincuentes podrían estar tratando de distraer la atención de la policía para evitar que se descubra algún gran embarque de armas o drogas, o para medir fuerzas y exigir mejores condiciones carcelarias para los jefes narcotraficantes en prisión. La gobernadora del estado de Río de Janeiro, Rosinha Matheus, pidió 3.000 soldados, y el presidente Luiz Inácio Lula da Silva aprobó anteayer la solicitud para que miembros del ejército ayuden a unos 30.000 policías en la vigilancia de Río durante el carnaval.
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