La abrumadora mayoría de las ganancias producidas por el tráfico de drogas "no se percibe" en los países del Tercer Mundo donde se desarrolla el cultivo, sino "en aquellos en que se consumen los productos finales", dijo ayer un informe de Naciones Unidas. En su sección dedicada a América Latina, la investigación indicó que en América del Sur, especialmente en los países andinos, el problema de la droga está cada vez más vinculado a las cuestiones políticas y de seguridad nacional.
En su informe anual 2002 difundido ayer, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas con base en Viena, dijo que el tráfico de estupefacientes no lleva a la prosperidad como algunos creen, sino por el contrario, "impide el crecimiento económico y no conduce a la larga a un desarrollo sostenible".
Una economía basada en las drogas, advirtió el informe, suele provocar desestabilización del Estado y debilitamiento del orden político a causa de la corrupción, y en muchos casos está vinculada también a las guerras civiles y se nutre de ellas.
El presidente del organismo, Philip Emafo, indicó que el narcotráfico "no sólo desestabilizan la economía sino también el Estado y la sociedad en su conjunto", subrayó la investigación. "Sólo el 1 por ciento de lo que en definitiva gastan los toxicómanos en drogas corresponde a ingresos agrícolas percibidos en los países en desarrollo, mientras el restante 99 por ciento va a parar a los diversos eslabones de la cadena del narcotráfico".
El informe examinó las repercusiones del cultivo, el comercio y el uso ilícito de drogas en el desarrollo económico. Se analizó el efecto de la producción de heroína y cocaína en la economía, llegándose a la conclusión de que la fiscalización de drogas es un requisito indispensable para el desarrollo.
Se estima que el grueso de las ganancias por la producción y tráfico de drogas representa entre el 10 y el 15 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de Afganistán y de Myanmar y entre el 2 y el 3 por ciento del PBI de Colombia y la República Popular Lao. En Estados Unidos, en tanto país más rico y pese a tener el mayor número de toxicómanos del mundo, ese porcentaje llega al 0,4 por ciento del PBI.
Corrupción y criminalidad
A nivel de la estructura social, cuando estas actividades ilegales pasan a ser la norma, se produce un aumento de la criminalidad y de actos como los secuestros y la extorsión, se corrompen los sectores dirigentes, se socava el imperio de la ley y a menudo se difunde el consumo interno de las drogas.
América Central y el Caribe es un puente para el pasajes de remesas de drogas de América del Sur a América del Norte y Europa. Argentina y Chile, pero también Paraguay ahora, se ven afectados por el tránsito de drogas y el de precursores químicos, se han descubierto algunos laboratorios de cocaína en los dos primeros países y el consumo de esta droga sigue afectando a los tres además de Brasil.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes dijo además que el mercado mundial legal de los opiáceos para el alivio del dolor podría descontrolarse debido al actual exceso de la oferta.
La Junta internacional de Fiscalización de Estupefacientes está integrada por trece países, cuatro de ellos latinoamericanos: Brasil, Perú, México y Chile. (DPA)