Hamburgo. -En la primera sentencia relacionada con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la Justicia alemana condenó al marroquí Mounir el Motassadek a quince años de prisión por complicidad en los ataques. El proceso en la Audiencia Territorial de Hamburgo se cerró con la pena máxima prevista en Alemania por el cargo de complicidad en asesinato. Los atentados fueron planeados por un grupo de seis estudiantes islamistas en Hamburgo que recibieron apoyo financiero de la red terrorista Al Qaeda, afirmó el tribunal alemán al condenar al marroquí por complicidad en el asesinato de 3.045 personas en las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington, así como de pertenecer a una asociación terrorista. En la primera reconstrucción judicial de la forma en que operaron los terroristas, el tribunal sostuvo que los ataques fueron planificados por un grupo de seis jóvenes radicales árabes, la mayoría de ellos estudiantes en universidades de Hamburgo. Tres murieron en los ataques suicidas: el egipcio Mohammed Atta; Marwan Al Shehhi, de los Emiratos Arabes Unidos, y el libanés Ziad Jarrah. Dos fueron capturados. El ahora condenado El Motassadek y el yemenita Ranzi Binalshibh, preso en Pakistán desde septiembre; mientras que el marroquí Zakariya Essabar está prófugo. El Motassadek era el sexto del grupo que se conjuró en la primavera de 1999 contra Estados Unidos e Israel, a los que consideraba "una perpetua espina clavada". Además de El Motassadek, sólo el francés Zacarias Mossawi fue procesado por los atentados y espera en Estados Unidos el inicio de su juicio. "Ellos están planificando algo grande. Morirán a montones y bailaremos sobre sus tumbas", fue una de las frases atribuida a El Motassadek, pronunciada en una residencia de estudiantes de Hamburgo, según un testigo considerado digno de crédito por el tribunal. Esas palabras -que el condenado negó haber dicho- permitieron concluir al tribunal, precedido por el juez Albrecht Mentz, que El Motassadek no solo estaba al tanto, sino que además aprobaba los planes de Atta y su grupo, que al parecer empezaron a definirse en la primera mitad de 1999. El marroquí reconoció haber hecho un viaje a Afganistán en mayo de 2000 para recibir entrenamiento en un campo de la red terrorista Al Qaeda, pero lo justificó diciendo que todo musulmán debe aprender a nadar, a disparar, a manejar una espada y a montar a caballo. El juez considera que el propósito del viaje era distinto al religioso y recordó que cuando El Motassadek partió a Afganistán su mujer estaba embarazada y además tenía que preparar un exámen del cual podía depender su carrera universitaria. Para hacer algo así, tenía que haber motivos de mucha envergadura. La auténtica razón, según el juez alemán Mentz, era dar parte a dirigentes de Al Qaeda de los preparativos de los atentados, lo que no podían hacer Mohamed Atta ni los otros pilotos, puesto que un sello de Afganistán en su pasaporte dificultaría luego su entrada en Estados Unidos. "Querían herir a la potencia política y económica delante de los ojos del mundo y mostrarla como vulnerable", justificó el presidente del tribunal al leer el veredicto. En el juicio, el marroquí admitió que era amigo de los otros cinco estudiantes árabes, pero se describió como un musulmán devoto que se oponía a la violencia y desconocía los secretos de sus compañeros. Sus defensores había solicitado la absolución y anunciaron que recurrirán la sentencia y que acudirán hasta al Tribunal Constitucional alemán si fuese necesario. La mayor parte de las pruebas presentadas durante los cuatro meses de duración del proceso parten de la primavera (boreal) de 1999, cuando los miembros del grupo expresaron en público sus sentimientos antiamericanos antes de convertirse en conspiradores secretos. Además de los seis, Mentz mencionó a un séptimo hombre que se unió al grupo en los comienzos y que había testificado en el juicio. Dijo que había dado la impresión de saber de los planes, pero que mintió para no incriminarse. Un octavo hombre, que aportó datos de importancia, había estado muy cerca del grupo pero fue segregado luego por no ser lo suficientemente extremista en sus posturas. El magistrado no suministró detalles sobre las transacciones financieras en torno a los atentados, pero señaló que una contribución considerable había sido enviada por un misterioso patrón de los Emiratos Arabes Unidos.
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