Año CXXXVI
 Nº 49.759
Rosario,
jueves  20 de
febrero de 2003
Min 12º
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cartas
Quiero crecer en un mundo de paz

La pequeña pancarta que portaba un niño de más o menos siete años, el día de la marcha por la paz, decía: "Quiero crecer en un mundo en paz". Por parecerme la más pura expresión como sentimiento en pro de la paz, me encolumné detrás de ese niño que iba con sus padres. Pero debemos saber que los opuestos no tienen el significado que se les atribuye. La guerra no tiene su opuesto en la paz. Esta última es un estado interior, que trasladada en nuestra vida de relación con los demás, puede propagarse y extenderse por todas partes. La paz se inicia en nuestra familia, con la esposa, los hijos, los amigos, los alumnos, los maestros, hasta llegar a los desconocidos, que también son prójimo. Y lo mismo ocurre con la guerra. Con gran angustia pude vivir la desvirtuación del mensaje del niño en su pancarta cuando vi aparecer, tratando de ocupar un lugar prominente en la columna, un llamado también a la paz, pero con la propaganda de un partido político que denotaba estar a la caza de votos con su figura delante de la columna que había llevado con una pancarta cada concurrente. Creo que la búsqueda de votos tenía en esa gente mayor importancia que el reclamo por la paz. Quienes intentaron desvirtuar el significado del llamado de Los 100 para Seguir Viviendo no tomaron en cuenta que la gente ya los conoce y que por respeto al significado de la marcha no fueron escrachados in situ. Ya concurría su máximo representante a una quinta presidencial para ganar puestos en la lucha por el poder. Cuánto cuesta aprender.
Efrain Hutt


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