Silvia Carafa / La Capital
Firmat. - Sólo dos de la veintena de geriátricos del departamento General López que alojan a ancianos dependientes y semidependientes están habilitados por la provincia, mientras que otros seis iniciaron la tramitación. La estadística no incluye a los albergues de abuelos autoválidos, que por esta característica dependen de la Dirección de la Tercera Edad, de la Secretaría de Promoción Comunitaria. En el último tiempo y de la mano de la crisis creció la instalación de geriátricos, aunque ese ritmo no fue acompañado de la habilitación correspondiente por parte de la Dirección General de Auditoría Médica de la provincia. Las condiciones para abrir un lugar destinado a los ancianos que no pueden valerse por sí mismos, o lo hacen a medias, están contempladas en el artículo 31 del decreto que reglamenta la ley 9.847 de auditoría médica. Los requisitos exceden en mucho al mero registro de derecho de inspección con el que estos sitios suelen comenzar sus actividades a nivel local, como cualquier comercio. En este punto resulta imprescindible la voz de alerta que pueden dar los municipios a las autoridades sanitarias. Ahora el tiempo parece haberse agotado para los geriátricos que ni siquiera pueden acreditar el haber comenzado con las gestiones de habilitación, trámite que por otra parte no tiene ningún costo. Auditoría Médica de la Zona VII de Salud detectó lugares que "no daban señales de haber intentado legalizar su funcionamiento", por lo que ahora están siendo intimados: cumplen o cierran. Entre las dificultades para enmarcarse dentro de la ley está la de cubrir el recurso humano exigido y la falta de satisfacción en los requerimientos edilicio. ¿Qué debería pedir el familiar que lleva un abuelo a un geriátrico? La habilitación provincial o al menos el inicio de las mismas. Es que la mera autorización por parte de la comuna o municipio no significa que la institución esté legalizada por Auditoría Médica de la provincia. Un lugar adecuado para albergar ancianos dependientes o semidependientes tiene que ver con la seguridad y la sociabilidad de los ancianos, además de la recreación. Por ejemplo, tiene que tener patio, color y luz. A la hora de las condiciones lo edilicio talla fuerte: un geriátrico no puede tener piso de madera ni alfombras o cortinas que combustionen en forma rápida, ya que los ancianos no podrían movilizarse ante un incendio. El edificio debe tener rampas, ascensor en caso de tener más de un piso y baños con barrales en los sanitarios. Además, deberá tener una relación directa entre el personal y los pacientes. A cargo de la dirección de este tipo de geriátricos deberá estar un médico. De lo expuesto se deduce que no cualquier lugar puede convertirse en un geriátrico, aunque resulte un negocio rentable, ya que se sostienen con cuotas mensuales (un promedio de 600 pesos) que las familias deben pagar, o con las jubilaciones de los propios pacientes. Según trascendió, Rufino es la ciudad del sur provincial que tiene más geriátricos, seguida de Venado Tuerto, Villa Cañás y Firmat. En efecto, es en las cuatro ciudades del departamento General López en donde abundan estos emprendimientos, más difíciles de encontrar en los pueblos pequeños. Sin embargo, según la Dirección de Auditoría Médica el geriátrico como recurso económico ya no registra el crecimiento de los últimos tiempos.
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