River Plate tuvo anoche un oscuro debut en la Copa Libertadores de América al caer en forma inobjetable ante Deportivo Cali de Colombia por 2 a 0, en condición de visitante, en un partido correspondiente al Grupo 1 de dicho torneo. Los colombianos capitalizaron las falencias millonarias, se mostraron efectivos en el área y concretaron la victoria a partir de las conquistas que consiguieron Elkin Murillo y Carlos Castillo. El encuentro fue intenso en su desarrollo, con dos equipos que exhibieron cierto afán ofensivo, aunque sin claridad ni precisión para manejar la pelota. River, con la baja del zaguero Horacio Ameli a último momento debido a un problema intestinal, ofreció un interesante despliegue en el comienzo, pero su mediocampo fue incapaz de traducir en acciones concretas las pretensiones ofensivas que insinuaba. Esteban Fuertes tuvo en sus pies, a los dos minutos, la chance para golpear de entrada: quedó enfrentado con el arquero argentino Darío Sala (ex River) e intentó sin suerte definir por encima de su cuerpo. La apertura del marcador, de todas formas, llegó en una acción polémica. A los 35', Murillo, adelantado, recibió una pelota en el área y, frente a la salida desprolija de Angel Comizzo, definió bien y puso en ventaja a su equipo. En el segundo tiempo, Deportivo Cali, con el aplomo que le otorgó la ventaja parcial, controló el ritmo del juego y sometió a un rival impotente. En ese contexto llegó la segunda conquista colombiana, a los 15', cuando Castillo madrugó a Comizzo, lento en su reacción, con un remate contra el palo luego de ser habilitado por Jairo Patiño, una de las figuras de la noche. El entrenador Manuel Pellegrini, acorralado por el resultado, movió las piezas y ordenó los ingresos sucesivos de Luis González, Guillermo Pereyra y Darío Husain. Pero River sólo sumó voluntad, empujó a Deportivo Cali contra su arco en los últimos minutos, pero estuvo lejos de equilibrar la historia.
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