Una de cada diez personas padece la enfermedad de las venas conocida como várices, producida por la dilatación de las paredes de los conductos venosos. Como consecuencia de ello, pierden el tono y el retorno de sangre al corazón se vuelve lento. Esto es fácilmente detectable en las venas ubicadas a nivel superficial, que sobresalen o producen derrames" explicó la flebóloga Griselda Alfonso.
El calor favorece la dilatación venosa, por ello, exponer las piernas por mucho tiempo al sol favorece la aparición de várices, advierte la flebóloga. Pero el calor no es la única causa.
Genética y hormonas
Según Alfonso, la causa de esta enfermedad se debe a varios factores, el primero de los cuales es genético. "Las mujeres poseen una mayor predisposición -afirma la flebóloga- por la incidencia del factor hormonal". En el caso de las más jóvenes, aparecen como consecuencia de la ingestión de anticonceptivos orales, o durante el embarazo. Posteriormente, en la menopausia, influye directamente la terapia de reemplazo hormonal. "Esto no significa que no puedan indicarse hormonas durante este período, ya que en algunos casos es necesaria", aclaró la especialista.
"En general las várices aparecen entre los 20 y 25 años cuando la carga genética es importante -señaló Alfonso-, aunque se adelantan cuando la joven consume anticonceptivos".
Aquellas que prescinden de la anticoncepción hormonal suelen transcurrir el primer embarazo sin que sus piernas se afecten. Aunque suelen aparecer durante la gestación del segundo hijo. "En cualquier caso depende de la paciente", aclaró Alfonso.
Otro de los factores que influyen en su aparición es el sedentarismo y las tareas pasivas. El retorno venoso ocurre por la acción de la pantorrilla y de la plantilla venosa ubicada en la planta del pie. "Cada vez que caminamos es como si exprimiéramos una esponja, la bomba del músculo de la pantorrilla contrae las venas profundas, y las válvulas orientan la sangre hacia el corazón". Para favorecer este mecanismo natural, los especialistas recomiendan la práctica continuada de actividad física.
Peligro de trombosis
Si bien lo que se advierte a simple vista son las venas dilatadas, con el tiempo se complica. "Lo más grave son las úlceras venosas y las trombosis. También se puede dar el llamado sindrome postrombótico, que ocurre luego de la trombosis, cuando la sangre vuelve a circular. Si bien se normaliza la función, la pared de la vena no queda igual y a través de los años las piernas se hinchan, sufren edemas, eczemas varicosos, picazón, y si alguna vez se lesiona, por mínima que sea la lastimadura, la piel se abre y aparece una úlcera".
Si una mujer presenta várices superficiales y las venas del sistema profundo están intactas, es probable que no tenga complicaciones. En cambio, si el sistema profundo es insuficiente y las válvulas están muy dilatadas, podrán presentarse problemas en el futuro.
En cuanto a los tratamientos, la última novedad está dada por la aplicación del láser, técnica que complementa la cirugía y la escleroterapia. Esta se aplica en algunos derrames y según el tipo de piel, ya que puede llegar a manchar la piel. Tampoco se utiliza en verano.
El láser destruye físicamente a las venas, las quema a través de la coagulación de las proteínas y actúa a nivel de la hemoglobina. Por su parte, la escleroterapia elimina la vena mediante la utilización de una medicación. La cirugía, en cambio, utilizada en general para las várices más grandes, consiste en extirpar la vena.
Ante la consulta frecuente sobre si las várices volverán a aparecer, la flebóloga respondió que "no resurgen las que fueron tratadas, sino que aparecen nuevas, porque los tratamientos existentes no apuntan a la causa, sino que eliminan la vena dañada, limpiando estéticamente las piernas".
M.L.F.