Rodolfo Montes / La Capital
Ricardo López Murphy largó su campaña proselitista. No sin temor, pero decidido a ponerle el pecho a lo que venga, camina por las calles del conurbano bonaerense, donde -dice- "la gente me trata bien, salvo alguna excepción". Parece poco para un candidato de un país normal. Pero es mucho para el economista, ex radical, en la Argentina de la institucionalidad deshilachada. Con los comicios a la vuelta de la esquina, su figura empezó a hacerse visible en las encuestas de opinión, que lo ubican con una intensión de voto de entre 7 y 10 por ciento. Si bien no lo acompaña el gesto -habitualmente adusto- López Murphy está rebosante de alegría. "Estoy convencido de que llegaré a segunda vuelta", se entusiasma ante La Capital. Según el candidato a presidente por el Movimiento Federal Recrear (MFR), una alianza con partidos provinciales, "la política de los partidos tradicionales llegó a su fin, eso está fuera de discusión". Y agrega: "Lo que nadie sabe es cómo hará el viraje la gente: si de manera lenta y progresiva, conviviendo lo viejo y lo nuevo, con los graves problemas de gobernabilidad que traería, o contundente, en pocos años". Quien fuera efímero ministro de economía del presidente De la Rúa salió a la calle como candidato y sintió alivio porque, dijo, la gente no lo ve como un político del pasado. "Tenemos la ventaja que las demás fuerzas están subestimando, la gente nos ve como algo nuevo y totalmente desvinculados del pasado. De lo bueno y de lo malo que tuvo el pasado", aseguró. -¿Llegará a la segunda vuelta? -Si no alentara esa posibilidad no me votan ni mis primos. Tengo la obligación de ir a más. ¿Conoce algún equipo que inicie el campeonato pensando que va a salir decimoquinto? (risas). -¿Cuáles serán los temas con los que va a hacer campaña? -Poniendo un énfasis muy grande en la recuperación del trabajo como punto central en la vida moderna. La recuperación de la política social y de la institucionalidad de la política social. Reconstrucción del Estado en lo que hace a los servicios de salud, educación y seguridad. Todo dentro de dos grandes temas nacionales, que son la recomposición institucional y el restablecimiento de la confianza externa e interna. -¿Aprueba las políticas que dominaron los años noventa en la Argentina? -En los 90, en general, se llevaron adelante reformas que eran imprescindibles, como la mayor integración al mundo, reglas de economía de mercado... Esa reforma marco fue inevitable hacerla luego de la crisis hiperinflacionaria, la destrucción de la moneda y el colapso en la calidad de los servicios públicos en manos de megaempresas estatales. -Si se hizo lo que había que hacer, ¿por qué el colapso de 2001 y este presente con el 60% de la población padeciendo pobreza? -Fui muy crítico con las inconsistencias de las políticas de los años noventa. Lo que le faltó a esa política, que no es menor, es la disciplina macroeconómica y la calidad de las políticas. Argentina aumentó el 40% su producto bruto interno y, al mismo tiempo, aumentó 150% el gasto público. Esa diferencia fue financiada con venta de activos del Estado y endeudamiento externo. Eso no podía durar. -¿Cuál fue el problema de "calidad de las políticas" en los noventa? -La dependencia del Poder Judicial del poder político, las pretensiones reeleccionistas indefinidas y la situación laboral, donde se subestimó el drama que se estaba gestando en materia de desempleo, de informalidad, que fue gestando una situación explosiva que no podía mantenerse en el tiempo. -¿Así explica el colapso de diciembre de 2001? -Hay que agregar la situación externa, que se complicó especialmente en el mercado de capitales en todo el mundo. El dólar se sobrevaluó, nosotros estábamos enganchados a esa moneda y colapsamos. También Brasil, Chile y Uruguay tuvieron crisis, pero la diferencia fue que ellos pasaron del 7% anual de crecimiento al 2%, y no colapsaron. -¿Cómo definiría el voto que pretende obtener el MFR? ¿Será de origen radical, peronista o liberal? -Es difícil saber cómo será la Argentina. Venimos del final de un régimen económico y también de un sistema de partidos políticos. Esto es evidente. Creo que puede ser un error leer lo que viene usando los parámetros tradicional de ayer. Nosotros queremos cruzar horizontalmente a la sociedad y pretendemos desde el comienzo una agenda profundamente popular. Si no logramos eso, no sirve. -¿Opinar desde fuera de la lucha electoral era más cómodo? -En lo personal, tuve una importancia decisiva en los debates intelectuales de la Argentina, aunque sin suerte favorable, porque no me hicieron caso. La tarea que estoy haciendo ahora en política es totalmente distinta. -¿Cómo percibe el mano a mano con la gente cuando camina la calle? -Muy reconfortante, soy bien recibido. Aunque también es cierto que puede surgir un imprevisto y hay que estar preparado. Entiendo que puede surgir alguna actitud de crispación de determinadas personas, y lo comprendo.
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