Año CXXXVI
 Nº 49.756
Rosario,
lunes  17 de
febrero de 2003
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Editorial
Trabajar por la seguridad

Después de asambleas de vecinos en diversos barrios de la ciudad, en las cuales se pusieron de manifiesto los reclamos por mayor seguridad en presencia de autoridades policiales, el nuevo jefe de la Unidad Regional II dispuso prácticamente como primera medida de su gestión reforzar la cantidad de efectivos en la calle y prometió atender personalmente cada reclamo que hagan los vecinos de Rosario.
Más allá de las declaradas buenas intenciones, resulta atinado dar rápida respuesta a los requerimientos vecinales con aquellas decisiones que estén al alcance de la fuerza policial en el marco de la crisis por todos conocida, que trae aparejada carencia presupuestaria y por consiguiente insuficiencia de recursos humanos y materiales. Y que, por otra parte, conlleva casi naturalmente un crecimiento de los niveles de delincuencia y de violencia social.
Resulta también interesante el proceso de movilización de los habitantes hartos de soportar en sus bienes y hasta en sus vidas la oleada delictiva que no sólo parece indetenible sino que muestra signos de empeoramiento.
Será seguramente ligando la declarada predisposición policial y la activa preocupación de los vecinos como se podrán ir enlazando acciones eficaces en la lucha contra el delito. Sin olvidar la necesidad de remarcar que desde el poder se deben adoptar y mantener con perseverancia, pensando no sólo en el presente sino en las futuras generaciones, las políticas más adecuadas para la gravedad de la situación. Que no pasan solamente por la instrucción y el equipamiento policiales, sin duda necesarios, sino también por la promoción social de vastos sectores marginados de modo de conducirlos hacia niveles de ocupación, salud y educación que no sólo dignifiquen su existencia sino también permitan aislarlos de los delincuentes que suelen ocultarse en su seno.
Es imperativo un accionar que vincule políticas claras, patrullajes y diálogo con los vecinos. Con todos los vecinos: los que reclaman porque sufren el despojo y las agresiones de manera directa y los que soportan estoicamente la degradación de sus condiciones de vida y una convivencia con la delincuencia determinada, a veces, por un ambiente del cual les resulta difícil o directamente imposible escapar.
Es hora de actuar. La policía y el gobierno deben movilizar sus recursos con inteligencia, no determinados exclusivamente por la coyuntura, y corregir errores. El peor de los cuales sería creer que sólo se trata de meter bala, como ya ocurrió en otra jurisdicción -y en otros tiempos- con trágicos resultados.


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