Los británicos están considerados unas personas ordenadas, que guardan la calma cuando están en una fila. Pero por mucho amor al orden que tengan, no pueden impedir que el centro de Londres sea un caos cuando el tráfico está en hora punta. Ken Livingston, el alcalde de la ciudad, que cuenta con siete millones de habitantes, quiere poner fin al colapso circulatorio con ayuda de un impuesto "antiatasco".
A partir de mañana los conductores tendrán que pagar a cinco libras (25 pesos) al día por circular en el centro de Londres.
"Sin esta tasa, tendremos una situación como la de Bangkok como muy tarde en 2007", explica David Begg, presidente de una comisión gubernamental para el transporte integrado.
En algunos partes del centro de la capital británica, hay días que sólo se puede circular a una velocidad de cinco kilómetros la hora. Con el "impuesto antiatascos" se espera poder reducir la congestión en entre un 10 y 15 por ciento. Aparte, las arcas municipales ingresarán el primer año 121 millones de libras (195 millones de dólares), que se invertirán en el transporte público.
Ya a partir de mañana, se pondrán más ómnibus en circulación, aumentando la capacidad de transporte en 11.000 plazas.
El tributo afecta a un territorio de 20 kilómetros cuadrados al norte y al sur del Támesis, que va desde el Hyde Park, en el oeste, hasta el puente de Tower Bridge, en el este.
Si un coche circula en días laborables entre las 7 y las 18.30 por esa zona, su matrícula será captada por una cámara. Tiene de tiempo hasta las 22 para pagar el impuesto (en kioskos, gasolineras, Internet o incluso a través del móvil), porque de lo contrario, dos horas más tarde, se le impondrá una multa de al menos 40 libras (64 dólares).
En Singapur y en algunas ciudades noruegas se han impuesto unas tasas similares, aunque de menor alcance.
Las bicicletas no pagan
Motos y bicicletas, taxis, los coches de la policía y las ambulancias, así como los vehículos de gasolina sin plomo están exentos del impuesto. Además, los residentes en la zona tendrán un descuento del 90 por ciento.\Con ganas o sin ellas, los que también tendrán que rascarse el bolsillo son los agentes de Scotland Yard, si no quieren que se conozcan las matrículas de sus vehículos secretos. Una investigación estima que estos costes adicionales para los contribuyentes ascenderán a 400.000 libras anuales (646.000 dólares).\Los que se oponen al impuesto ya han anunciado que embadurnarán sus matrículas para que no puedan ser reconocidas, medida que es ilegal.\Entre los contrarios al impuesto se encuentran desde los carniceros del conocido mercado Smithfield, que temen por su supervivencia debido a los altos costes, hasta el príncipe Eduardo, el hijo menor de la reina de Inglaterra, Isabel II, que vive en el condado de Surrey y le molesta no ser incluido entre los que reciben una rebaja en el impuesto cuando va de compras al centro de la ciudad, como sus parientes, que viven en el Palacio de Buckingham. (DPA)
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