Año CXXXVI
 Nº 49.755
Rosario,
domingo  16 de
febrero de 2003
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Un grupo de escaladores rumanos alcanzó la cima del Aconcagua
El equipo concretó la experiencia como un entrenamiento para escalar el Everest

El Aconcagua atrae desde hace décadas a miles de alpinistas de todo el mundo que llegan al país convocados por el desafío de alcanzar sus altas cumbres, como lo hizo un grupo de escaladores rumanos, el más numeroso de la historia que llegó al país, que escaló y quedó extasiado por el "espíritu de la montaña".
Un grupo de 24 alpinistas rumanos llegaron a la Argentina el 18 de enero pasado para cumplir una meta profesional: escalar los 6.959 metros que tiene el Aconcagua y a sus pies llegaron dos días después y comenzaron a subir y subir; 23 de ellos lo lograron, uno debió ser asistido por sufrir un edema pulmonar, el resto pisó la cima. Entre ellos había dos mujeres.
Pero no todos eran novatos en su contacto con el legendario Aconcagua; dos de ellos, el jefe de la expedición, David Heacsu, el alpinista más conocido en Rumania, ya lo había escalado en el 96, y su compañero, Corniel Galescu, le llevaba aún más ventaja: trepó por sus laderas en 1998 y en 2000.
Heacsu dijo que siete de los integrantes del grupo (Teodor Tulpan, Gahe Marius, Hihai Sima, Dogarn Vasile y Sorih Smilovich, además de los mencionados), subieron al Aconcagua como parte del ejercicio previo y requisito necesario para escalar el monte Everest, en la cordillera del Himalaya, en el límite entre Nepal y el Tibet, a donde concurrirán en marzo próximo formando parte de una expedición que intentará escalar los 8.848 metros de altura que tiene esa enigmática montaña.
"La montaña siempre te deja ese deseo de volver, te atrae", dijo Heacsu. El alpinista recordó que "lo único difícil de la experiencia fue cuando estando casi en la cima, a unos 5.600 metros de altura, debimos soportar tres días de fuertes vientos que alcanzaron los 140 kilómetros por hora, y bajísimas temperaturas que nos obligaron a quedarnos dentro de las carpas y sujetarlas para que no fueran arrastradas por las intensas ventiscas".
Tanto quienes ya habían visitado el Aconcagua, como quienes hicieron su primera experiencia, destacaron la limpieza del lugar, el cuidado por la ecología, la solidaridad y el buen trabajo de los profesionales argentinos apostados en el lugar.
Sorih Smilovich, otro de los integrantes del equipo, dijo que la mayoría de sus compañeros han escalado en Africa, Bolivia, Perú y Chile, y destacó que "estas cosas no se ven en forma frecuente, en relación a la protección del medio ambiente".Como un equipo, los alpinistas lucían remeras amarillas con el logotipo distintivo del lugar y mientras bebían agua y café, apelaron a la ayuda del embajador rumano en la Argentina, y al cónsul, Petre Constantin, para que oficiaran de traductores, en el living de la casa del secretario de Turismo, Daniel Scioli, en el Abasto, barrio de Once.
El grupo de escaladores rumanos hicieron una muy clara mención a las "bellezas naturales argentinas como las Cataratas del Iguazú, y las regiones turísticas del sur argentino", pero casi como es natural para quienes llegan del exterior, dijeron al unísono: "Nos gustó la carne, el asado argentino".
Scioli, flanqueado por el embajador rumano y por uno de los alpinistas, rescató el trabajo como motor impulsor del éxito turístico y trató de alejarlo de la tan comentada ventaja cambiaria.
"Muchos vinculan el turismo al tipo de cambio y esto es devaluar el trabajo de todo el país. Es verdad que creció el turismo por la diferencia cambiaria, pero también por el trabajo impulsado desde la Secretaría y otros sectores vinculados a la actividad", puntualizó Scioli. (Télam)



Los alpinistas junto a Scioli y el cónsul romano.
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