Año CXXXVI
 Nº 49.755
Rosario,
domingo  16 de
febrero de 2003
Min 22º
Máx 29º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





El nutricionista criticó que la obesidad quede fuera de las coberturas de salud
Cormillot: "El que pesa 300 kilos es un discapacitado, pero para el Estado es una persona sana"
Propone entrenar a los médicos de hospitales públicos para que atiendan casos críticos

Gabriela Zinna / La Capital

Nació en el barrio porteño de Floresta hace 64 años. Durante los últimos 42, se dedicó a la problemática de la nutrición y la obesidad. Alberto Cormillot es, gracias a su experiencia y a su perfil mediático, uno de los principales referentes cuando se piensa en una dieta. Y para quien atraviesa un cuadro crítico de hiperobesidad es una salida. Así al menos lo expresó Carina Durán, la joven rosarina que pesa más de 300 kilos, quien sufrió esta semana una caída en su hogar y necesitó la ayuda de policías y médicos de emergencia para poder levantarse. Agotada ante su historia, suplicó ser internada y finalmente recibió atención en el Hospital Carrasco de la Municipalidad. El caso puso en evidencia que el tratamiento de la obesidad (y más aún de la hiperobesidad) está ausente de la salud pública y de la cobertura de las obras sociales. "Esta chica es una discapacitada, pero para el Estado es una joven sana", se lamentó el médico.
Es que para Cormillot las intervenciones quirúrgicas que su equipo realiza ante casos de hiperobesidad (by-pass, por ejemplo) podrían realizarse en los hospitales. "Sólo resta que los profesionales estén entrenados en el manejo de este tipo de pacientes", advirtió.
-¿Qué es la obesidad?
-Es un problema de salud caracterizado por un exceso de tejido adiposo, cuyas células pueden aumentar en tamaño y en número. Esto tiene como resultado una disminución en la calidad de vida y en la salud de quienes la padecen. La obesidad está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los diez problemas más graves que padece el hombre actual. Los casos de obesidad mórbida presentan además ciento de enfermedades asociadas que generan complicaciones.
-¿Cómo se llega a un cuadro de obesidad mórbida?
-Se empieza con unos kilos de más. Puede comenzar en la niñez o como consecuencia de algún hecho particular, la pérdida de un empleo, una separación, depresión, menopausia o la nada. Hay un altísimo porcentaje de causa genética. Pero hay que tener en cuenta que en nuestro medio ingerimos habitualmente comidas ricas en grasas y en azúcares, por ejemplo la comida chatarra, que ayudan a engordar. A eso se agrega el sedentarismo. Todo este conjunto hace que una persona sea gorda. Pero en el caso de los hiperobesos, hay una carga genética que es muy importante.
-¿Cómo es la vida de un hiperobeso?
-Cuando una persona sobrepasa los 150 kilos, ahí la vida empieza a desaparecer, tal como la conocemos. Aparecen los mecanismos de negación, es decir que la persona no se da cuenta de lo que le está pasando. Y luego sobrevienen las ideas de muerte. No piensan en matarse, sino en morirse. Ven la muerte como una salida.
-¿Qué consecuencias tiene la obesidad y obviamente la hiperobesidad?
-Pueden aparecer la hipertensión, problemas de corazón, la diabetes, flebitis, várices, fatiga, colesterol, infecciones en la piel, estrías, apnea de sueño, insuficiencia respiratoria y gota, entre otras. Pero también surgen cuadros de depresión, hostilidad, ansiedad, obsesión y sentimiento de inferioridad. En el caso de los hiperobesos, además, la piel se pone cada vez más delgadita y se ulceran. Como no se pueden mover, aparecen las escaras y son frecuentes las micosis, en los pliegues del cuerpo.
-¿Cuál es el desenlace de un paciente hiperobeso que no recibe tratamiento?
-La muerte.
-¿Cuánto tiempo puede transcurrir desde que un paciente hiperobeso queda postrado en la cama hasta que puede llegar a fallecer?
-Entre diez y quince años. Pero muere por un paro cardíaco, por un cuadro de hipertensión o por una diabetes descontrolada. Muere por enfermedades asociadas a la gordura.
-¿Y cuál es la solución?
-Pasa por talleres educativos, apoyo familiar, tratamiento psicológico, cambios en el estilo de vida, una alimentación ordenada y ejercicios. También hay tratamientos con antiimpulsivos, antidepresivos, y ansiolíticos. Se puede apelar a la internación del paciente y en los casos de obesidad mórbida se puede aplicarla cirugía reparadora, by pass e inclusive a colocar el balón gástrico.
-¿Cuándo considera usted que hay que operar a un paciente?
-Nosotros operamos pacientes que pesan hasta 230 kilos.
-¿El balón gástrico es como si colocaran una pelota dentro del estómago del paciente?
-Si, algo así. Eso permite que la persona sienta sensación de saciedad.
-¿Qué debe hacer alguien que pesa 200 kilos y quiere internarse para comenzar un tratamiento en la clínica que usted dirige?
-Una persona con 150 o 200 kilos debería internarse. El costo diario de la internación es de 160 o 165 pesos por día. Hay que ver si a ese paciente se le practica o no cirugía. Pero, en principio, se le harían bajar unos 20 kilos, antes de operar. Eso mejora mucho al enfermo y disminuye los riesgos de la operación.
-¿Y cuánto cuesta una operación?
-Entre 15 y 20 mil pesos.
-Convengamos que no es un tratamiento que resulte accesible, sobre todo si se tiene en cuenta que las obras sociales no lo cubren.
-Por eso es fundamental que se empiece a practicar en hospitales públicos. El by pass es una cirugía que se realiza para otro tipo de patologías y se puede aplicar a los grandes gordos. Sólo resta que los profesionales estén entrenados en el manejo de pacientes hiperobesos. También la operación de la banda fija se puede hacer en hospitales y ayuda a más del 70 por ciento de los pacientes y es relativamente sencilla.
-¿Por qué el hospital público no realiza este tipo de tratamientos?
-No lo sé. Piense que el secretario de Salud de la Municipalidad de Rosario (Miguel Angel Cappiello) dijo que Carina (Durán) presentaba un "buen estado de salud". Creo que no entiende a la obesidad como una enfermedad. Parece raro que un médico diga eso. Nadie diría que un discapacitado tiene un buen estado de salud. Y esta chica, con más de 300 kilos, está discapacitada. Sin embargo, para la salud pública está en buen estado.
-¿Qué es lo que piensa el común de la población de un obeso?
-Cree que los gordos son viciosos y débiles de voluntad. Pero esto no es así. El gordo tiene una alteración física. Está alterado todo el circuito metabólico
-¿Es cierto que los hombres bajan de peso más rápido que las mujeres?
-Sí, es cierto. Eso se debe a que la grasa del abdomen se elimina antes, pero es la más peligrosa porque genera más complicaciones. Esa grasa genera diabetes, hipertensión y arteriosclerosis. En cambio, la grasa de las mujeres es menos mala, pero se tarda más en bajar.
-¿Qué cosa le diría a un gordo que todavía no se decidió a iniciar un tratamiento?
-Le diría que él no tiene la culpa de ser gordo, pero que sí tiene la responsabilidad de tratarse y que si se lo propone, él es parte de la solución y no del problema.
-¿Los argentinos sabemos comer?
-El argentino come con mucha sal y también ingiere muchas grasas. No hay conciencia de los problemas que trae el alto consumo de este mineral. El exceso de sodio puede producir retención de líquidos, aumento de la presión arterial y puede incrementar el riesgo de padecer enfermedades cardio y cerebro vasculares.
-¿Qué come usted?
-Desayuno una tostada y media con queso blanco y mermelada. Almuerzo ensalada de fruta con cereales, germen de trigo y de lino. Después hago dos meriendas iguales que consisten en té con leche con tostadas, queso blanco y mermelada. Y a la noche como arroz con ensalada y a veces una milanesa de soja o pescado. Y ensalada de fruta con dulce de leche. Y camino mucho.
-¿Qué es lo que más le gusta comer?
-Dulce de leche.
-¿Fue gordo alguna vez?
-Sí, llegué a pesar casi cien kilos.
-Usted sabe que despierta grandes amores y grandes odios. Sus detractores dicen que fue expulsado por inconducta de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obesidad.
-Eso no es cierto. Jamás fui expulsado de ningún lado. De algunas instituciones me fui porque no compartía la forma de tratamiento que le daban a los pacientes, pero nunca me echaron de ningún lado.


Diario La Capital todos los derechos reservados