Año CXXXVI
 Nº 49.755
Rosario,
domingo  16 de
febrero de 2003
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Panorama político
Peronismo para armar

Edgardo Alfano

Los peronistas, fracturados como están, deberán resolver en su propio terreno la forma en que Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá se presentarán en las elecciones nacionales del 27 de abril. El fallo de la jueza electoral María Servini de Cubría, que sepultó las internas partidarias, puso a Menem definitivamente de cara a una realidad que nunca deseó pero que deberá enfrentar.
Su objetivo siempre fue realizar la interna porque estaba convencido de que llevaría las de ganar, ante la ausencia de un candidato que recogiera la mayoría de adhesiones dentro del PJ. Pero no pudo contra el aparato duhaldista y sus aliados, que en el Congreso partidario de Lanús bajaron las internas.
Por eso, decidió no apelar lo dispuesto por Servini, conocedor, además, que en la Cámara Electoral le esperaba otro fallo adverso.
Ahora lucha por la utilización de los signos partidarios, una pelea que le será muy difícil de ganar. Si no hay acuerdo en los primeros días de la semana, entre los tres candidatos, será la Justicia la que resuelva que hacer.
En realidad, el menemismo pisó el acelerador en esa cuestión para bloquear la posibilidad de que el "oficialista" Kirchner use los símbolos tradicionales del PJ, ya que Rodríguez Saá había decidido desde hace tiempo dar lucha por afuera de las estructuras del peronismo.
Frente a ese panorama, Menem se convirtió en un candidato más mediático que nunca, con el fin de convencer a sus seguidores que él es "marca registrada" y que en el interior del país recoge más adhesiones que el santacruceño Kirchner.
Si bien durante su gobierno el riojano recibió un importante apoyo de la clase media independiente, hoy está necesitado de recurrir a los sectores de menores ingresos para contrarrestar lo que imagina como un voto bronca contra su persona.
Rodríguez Saa, en tanto, ya comenzó pagar el hecho de agrupar dirigentes que suelen estar en veredas opuestas, mientras trata de poner paños fríos a la pelea desatada en territorio bonaerense entre su vice, el ex radical Melchor Posse y su candidato a gobernador, el ex carapintada Aldo Rico.

Un huevo en cada canasta
Mientras tanto, a Kirchner las cosas no le resultan sencillas ya que debe atender varios frentes a la vez.
Tiene que mantener la tendencia en alza que mostró en las encuestas, a partir del momento en que recibió la bendición como el candidato para enfrentar a Menem.
Pero también debe diferenciarse lo suficiente de Duhalde como para no afectar el momento de la cosecha de los votos independientes de clase media, que no perdona la devaluación y la pesificación de los depósitos.
Otro de los temas abiertos es la designación del candidato a vicepresidente, luego del golpe que le produjo el "no" de Chiche Duhalde. Si bien se mantienen los nombres del ministro de Economía Roberto Lavagna y del porteño Daniel Scioli, el duhaldismo no bajará los brazos hasta imponer un hombre de sus filas.
También está recomponiendo su relación con el gobernador bonaerense Felipe Solá (a quien en un momento Duhalde imaginó como el segundo de Kirchner), quien se metió en su terreno cuando propuso a Scioli como compañero de fórmula, en un mensaje también dirigido para los ultraduhaldistas que lo tienen en la mira.
Lo cierto es que Kirchner todavía tiene un largo camino por recorrer, por más que falten poco más de dos meses para los comicios.

La dama juega
En la última semana tuvo una clara señal de que el presidente Duhalde está decidido a brindarle todo el apoyo necesario. Su esposa Chiche reapareció en público, junto a Solá, para participar en un acto de campaña realizado en territorio bonaerense.
La reaparición de la primera dama, que sigue midiendo bien en las encuestas, no sólo fue una señal para Kirchner sino para el propio Solá, a quien el fantasma de "Chiche candidata" a gobernadora le quitaba el sueño.
El jefe de Estado también envió sus señales públicas a Solá para garantizarle que no habrá nadie que le quite la candidatura. Sólo resta ahora designar qué duhaldista acompañará al actual gobernador bonaerense en la fórmula.
Pero, al tiempo que los candidatos luchan por un solo trofeo, hay temas que vuelven a preocupar al ministro Lavagna.
Se comprometió ante al FMI a establecer una política impositiva que ahora trata de imponer al Congreso, pero, el escenario no es el mismo.
Con un peronismo quebrado, el gobierno no tiene el quórum necesario como para aprobar esos proyectos. Lo pudo comprobar el mismo Lavagna cuando se presentó ante los bloques de diputados y senadores peronistas.
Por eso Duhalde ve que el 25 de mayo, fecha elegida para dejar el poder, está todavía muy lejos.


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