Año CXXXVI
 Nº 49.752
Rosario,
jueves  13 de
febrero de 2003
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El 4 por ciento de la población es hiperobesa

"Los índices de obesidad infantil están creciendo a un ritmo tan acelerado que, en el futuro, vamos a tener una explosión de gordos". De esta forma, el responsable local de la Sociedad Argentina de Obesidad y Transtornos Alimenticios (Saota), Eduardo Herrera, expresó su preocupación por un problema de salud que atraviesa a la población. Y tanto es así que en el área de endocrinología del Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cema) la obesidad se convirtió en la segunda causa de consultas.
Si bien en Rosario no existen estadísticas ciertas sobre la cantidad de personas con problemas de sobrepeso, algunas investigaciones concluyen que la realidad de la ciudad no escapa a los promedios del país. De acuerdo a datos de Saota, el 25% de la población sufre sobrepeso, el 15% padece obesidad, y otro 4% es hiperobeso.
No obstante, el sistema de salud no reconoce la obesidad como una enfermedad y ni las obras sociales ni los hospitales públicos, solventan completamente estos tratamientos. Tanto es así que el vicepresidente de Saota, Alfredo Ghione Pelayo, advirtió ayer que "en salud todavía se piensa que atender a los gordos es perder el tiempo".
La obesidad se calcula de acuerdo al índice de masa corporal (ICM) de una persona. Este se obtiene dividiendo el peso del individuo por su altura al cuadrado. Un hiperobeso tiene un ICM que supera los 40 kg/m2. Por ejemplo, una mujer que mida 1,60 metro y pese 110 kilos tiene un ICM de 42 Kg/m2, es decir que se considera hiperobesa. Y lo mismo sucede con un varón de 1,80 metro que pese más de 130 kilos.
Para Ghione Pelayo, este panorama "es preocupante" ya que "no se consigue que la ley argentina reconozca la obesidad como una enfermedad, en consecuencia ni en el ámbito privado ni los efectores públicos se reconocen estos tratamientos", sostuvo.
"En la salud todavía se piensa que atender a los gordos es perder el tiempo", disparó Ghione Pelayo.
Y para ilustrar su opinión explicó: "Hoy en La Capital (por la edición de ayer) tenemos dos ejemplos: la chica de 26 años que pesa 300 kilos y la de 13 años que pesa 5. Ambos son casos extremos, obesidad por un lado y desnutrición por el otro, pero la reacción es distinta y se piensa «qué vamos a gastar en el gordo si tenemos desnutridos». Pero si miramos un poco también vamos a ver en los obesos grandes anemias, bajas defensas, menor cantidad de proteínas. Son dos enfermedades que se tocan mucho, pero una mueve a la solidaridad y a la compasión, y la otra parece que lo fuera porque quiere. Parecería que el gordo es alguien feliz que vive del hedonismo y que no merece ayuda, sino retos y desprecios".


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