Año CXXXVI
 Nº 49.752
Rosario,
jueves  13 de
febrero de 2003
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Vigilantes armados cazan inmigrantes ilegales en el sur de EEUU
Habitantes de Tombstone, Arizona, se "defienden de una invasión" patrullando por las noches

Una hora después del amanecer, un pequeño grupo de vigilantes camina a lo largo de la cerca que divide a Arizona y México, en Tombstone, observando detenidamente el horizonte en busca de sombras de inmigrantes ilegales o de sus huellas en la tierra rojiza quemada por el sol.
El grupo se detiene en un campo para examinar una depresión en el terreno. Viendo la tierra, pueden determinar si un inmigrante se escondió entre el crecido pasto horas antes del amanecer, luego de arrastrarse por debajo de la cerca que divide al desierto de Arizona del estado mexicano de Sonora.
A un kilómetro y medio, un estrecho camino conduce a la carretera Interestatal 10, y de ahí a empleos en Phoenix, Chicago y Los Angeles.
"Es una invasión, los ilegales atraviesan la frontera por miles", dijo Chris Simcox, fundador de una organización de defensa civil con sede en Arizona.
En su oficina, con el teléfono en una mano y una pistola calibre 45 descansando en su cadera, Simcox planea la actividad del día para cazar inmigrantes ilegales junto con un abogado, un restaurador y un constructor.
Después, un grupo de entre siete y 10 voluntarios se reúne en la frontera cerca de Palominas, Arizona, para patrullar un área de unos cinco kilómetros desde el amanecer hasta el anochecer.
"Hemos sido olvidados por nuestro gobierno, así que depende de nosotros garantizar nuestra propia seguridad", dijo Simcox, quien se mudó a Arizona desde Los Angeles hace unos 18 meses.
Desde el 2000, varios grupos de ciudadanos patrullan Arizona, aunque Simcox es el único que declara abiertamente que su objetivo es detener la inmigración ilegal. "Nosotros somos el impedimento", afirma. "Nuestra meta es obligar al gobierno a patrullar nuestras fronteras y cuando eso ocurra nos iremos a casa a mirar el fútbol", agregó.
Utilizando equipos de vigilancia y con algunos miembros portando armas, los grupos escudriñan los movimientos de los inmigrantes, a algunos los detienen o notifican a la patrulla fronteriza.
Simcox fundó la organización Civil Homeland Defense en octubre, utilizando un pequeño diario que recién había adquirido para convocar a voluntarios. Tombstone tiene un legado de justicia armada. En 1880 el legendario abogado Wyatt Earp mantuvo la ley y el orden con su revólver de seis tiros.

Los inmigrantes no dañan
Los inmigrantes comenzaron a llegar en oleadas a través del desierto de Sonora hace ocho años, cuando el Departamento de Justicia inició la Operación Portero, que concentra los esfuerzos de la patrulla fronteriza en los nueve mayores cruces en California, Arizona, Nuevo México y Texas.
En los últimos cuatro meses, la Patrulla Fronteriza ha detenido a más de 80.000 inmigrantes cruzando los 190 kilómetros de frontera entre Douglas y Yuma, Arizona, y muchos otros han ingresado al país sin ser detectados.
El ranchero Harry Chambers cabalga desarmado y asegura que no tiene miedo. Dice que se encuentra con unos mil inmigrantes cada semana en su rancho Single Star de unas 480 hectáreas.
Pero Chambers ha descubierto que los ilegales evitan tener contacto con cualquier persona en la medida que sea posible. "Ellos no causan muchos problemas", dijo Chambers. "En ocasiones pueden cortar la reja, pero la arreglamos", dice.
Muchos residentes temen más a los vigilantes.
José Matus, director de un grupo binacional de derechos humanos, dijo que la mayoría de los vigilantes voluntarios no viven en la zona fronteriza. (Reuters)



La mayoría dice que los ilegales no hacen daño.
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