Juan Carlos Gómez había llegado junto a un amigo a pasar una madrugada de pesca junto a la barranca del parque Sunchales. Eran las primeras horas del lunes y sobre la ciudad se abatía una fuerte lluvia que no desanimó las ansias de los hombres por lanzar las cañas. Aunque lo que era un grato momento derivó en un violento intento de asalto a manos de dos jóvenes armados. Y terminó con Gómez rodando barranca abajo después de decirle a los atacantes que no tenía plata y uno de ellos lo empujara hacia el río. El desafortunado pescador pasó más de cuatro horas sin recibir asistencia médica y acusó a la policía de la seccional 8ª por no concurrir al lugar ante los reclamos que durante toda la madrugada le hicieron los cuidadores de la zona.
Como consecuencia de las heridas recibidas, ayer Gómez, un changarín gastronómico de 36 años, permanecía internado en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. De acuerdo al informe suministrado por la guardia del centro de asistencia municipal presentaba "fractura de muñeca izquierda, fractura en las primeras vértebras de la columna y traumatismo con pérdida de sangre en el hígado".
Desde su cama del Heca, Gómez le contó a La Capital que todo se había iniciado a las 3 de la mañana del lunes cuando llegó con un amigo al parque Sunchales, en la avenida de la Costa a la altura de avenida Francia, para compartir una noche de pesca. "En un momento se acercaron dos pibes jóvenes y uno de ellos tenía un cuchillo en la mano. Le pidieron a mi amigo un cigarrillo y como le dijo que no tenía lo puntearon con la cuchilla y le hicieron un corte. Entonces mi amigo salió corriendo y cuando yo quise hacer lo mismo me tiraron un ladrillo mientras me pedían plata".
Gómez "no tenía un peso" en el bolsillo, según el mismo le dijo a los ladrones, y por eso "uno de los tipos me agarró contra la baranda y me empujó a la barranca", que en ese lugar tiene al menos diez metros de altura.
Tirado entre las piedras
"Caí volando pero alcancé a agarrarme de algunas piedras. Ahí me fracturé la muñeca", recordó Gómez, que estuvo unos 20 minutos casi inconsciente tirado entre las piedras contra las cuales golpea el Paraná. "Cuando me recuperé empecé a gritar para que me ayudaran y entre algunos pescadores y un vigilador del parque me subieron y me llevaron a una casilla que tienen los cuidadores", contó el hombre.
Desde ese momento, para Gómez empezó otra odisea. "Yo estaba muy dolorido, me quejaba mucho porque no podía mover la cabeza por el golpe que recibí al caer y el vigilador empezó a llamar por teléfono para pedir asistencia. Asegura que en la comisaría 8ª, que está a cuatro cuadras de allí, le dijeron que no podrían ir porque estaban en hora de descanso. Después llamó a Prefectura y le sugirieron que llamara a la comisaría. Cuando se comunicó con el Sies, le informaron "que tenían mucho trabajo y que tampoco podían ir".
Así pasaron unas cuatro horas hasta que poco antes de las 8.30 del lunes una patrulla de la seccional 8ª arribó finalmente al lugar junto a la ambulancia del Sies y a una comitiva de Prefectura. Entonces Gómez fue derivado al Heca, donde anoche seguía internado esperando su evolución para una posible intervención quirúrgica que le repare su muñeca dañada.
En el final de su relato, el pescador contó que mientras era llevado al hospital, un agente de la 8ª dijo que no era la primera vez que en ese lugar ocurría algo así. "Me dijo que cada dos por tres caen pibes a robarle a los pescadores y que como casi nunca le sacan plata terminan empujándolos a la barranca". Eso fue lo que le pasó a él, malherido por falta de dinero. Y sin uno sólo de sus implementos de pesca.
La Ciudad
