Año CXXXVI
 Nº 49.751
Rosario,
miércoles  12 de
febrero de 2003
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La nueva Rusia de Putin se une a la vieja Europa de Schroeder y Chirac

Siegfriend Mortkowitz

París. - El presidente de Francia, Jacques Chirac, estaba tan impaciente por hablar con su homólogo ruso, Vladimir Putin, el lunes, que recibió personalmente al mandatario ruso en el aeropuerto de Charles de Gaulle, en vez de enviarle a su ministro del Exterior, Dominique de Villepin, como preveía el protocolo. Varias horas después se supo el motivo. Putin se unió a Chirac y al canciller alemán, Gerhard Schroeder, en su llamamiento a ampliar las inspecciones de armas en Irak como un modo de desarmar al régimen de Bagdad por la vía pacífica, en vez de por los métodos de la fuerza apoyados por EEUU.
La declaración hecha pública tras las conversaciones entre los dos presidentes en París contenía muy poco que no se hubiera dicho ya antes desde París y Berlín: ampliación de las inspecciones, desarme de Irak en el marco de la resolución 1441 del Consejo de Seguridad, el uso de la fuerza sólo como "último recurso". El elemento nuevo fue la firma de Putin en la declaración, un hecho de vital importancia, ya que inmediatamente sacó a Francia y Alemania del aislamiento en el que Washington había tratado de relegarlas.
Ayer, China se unió a su apoyo a la declaración, creando una poderosa alianza antibélica "ad hoc" que Washington tendrá dificultades en rechazar. Incluir a Putin en el bloque que se resiste a las presiones norteamericanas para la guerra fue la respuesta de Chirac a la carta de apoyo a Washington que recientemente firmaron los líderes de ocho países europeos. Y el efecto de que Putin uniera a su nueva Rusia a la vieja Europa de Chirac y Schroeder fue tan grande que de repente pareció como si EEUU y sus aliados estuvieran en minoría.
En la edición de ayer del diario galo Liberation, Patrick Sabatier señala que "George W. Bush y los medios norteamericanos que han caído en la histeria nacionalista están descubriendo, con la irritación propia de los niños ricos cuyos juguetes han dejado de funcionar, que el resto del mundo occidental (por no hablar del resto del mundo) ya no se siguen conformando".
Antes de llegar a París, Putin había hecho una escala en Berlín, donde ya indicó su respaldo a la alternativa franco-alemana a la guerra en Irak. Al poner su firma junto a la de Schroeder el lunes, el presidente ruso también ayudó a sacar del agujero al canciller alemán y devolverle al "juego" diplomático.
El apoyo de Putin a la postura europea antibélica es más destacable aún si se tiene en cuenta lo que Washington le había prometido a cambio de respaldar su posición agresiva contra Saddam Hussein. Entre otros, le ofreció incluir a los grupos rebeldes chechenos en su lista oficial de organizaciones internacionales terroristas, según el Wall Street Journal Europe, además de asegurarle en voz baja que Moscú podría desarrollar sus planes de exploración de petróleo en Irak después de que Saddam Hussein fuera derrotado.
Quizás a cambio, Putin ha dado a entender que no usará el derecho al veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra una resolución que autorice un ataque contra Irak, y otros funcionarios rusos han dejado claro que EEUU sigue siendo el líder de la coalición antiterrorista internacional.

Eje de la paz
De los líderes europeos, Putin también ha recibido garantías de que apoyarán su política en Chechenia, algo que no es muy popular en Francia. Además, el diario moderadamente pro Kremlin Izvestia sugiere que, para Putin, apoyar la oposición europea ante los planes de guerra norteamericanos -formando así un eje París-Berlín-Moscú- es simplemente un buen negocio. Los socios europeos son cruciales, señala el rotativo, que recuerda al jefe de Estado ruso que Alemania es el mayor inversor extranjero en Rusia.
Convertirse en miembro del "eje de paz" ha puesto a Putin en una situación influyente, pero también delicada. Tal como señala Izvestia, "¿cómo se va a usar un poder diplomático tan fabuloso si cualquier paso hacia una de las partes en disputa puede ser considerado una «traición» por la otra?".
Al menos por el momento, parece que Putin se mueve cómodamente en este juego de equilibrio. Cuando el lunes le preguntaron si la disputa sobre Irak va a poner en peligro sus relaciones con EEUU, respondió que lo mejor sería que hubiera una "sola opinión" sobre el asunto. "Pero, por otra parte -agregó- sería como las reuniones de Partido Comunista en la Unión Soviética". (DPA)



Putín se entrevistó con el presidente francés.
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