Habían transcurrido los primeros minutos de ayer cuando el estampido de un arma de fuego sacudió la tranquilidad de los vecinos del barrio Parquefield II. Entonces, muchos de ellos salieron a los balcones de los edificios y otros se acercaron hasta el lugar de donde provino el fuerte ruido. Allí, en una plaza seca que se encuentra detrás de la comisaría 30ª, estaba tirado el cuerpo de un muchacho que habitaba la barriada. Estaba inconsciente y de su cabeza manaba abundante sangre. Poco después fue derivado al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, donde murió al comenzar la mañana. Hasta anoche, la policía no tenía sospechosos por el crimen y tampoco se animaba a arriesgar hipótesis sobre el trágico episodio. Sin embargo, algunos voceros de la investigación se animaban a ver tras el homicidio una presunta venganza y descartaban que hay sido consecuencia de un robo o intento de asalto.
Todo se desencadenó a la 0.30 de ayer en la plaza seca que se levanta entre los edificios del Fonavi de Superí y Casiano Casas. José Luis Amarillo vivía allí con sus padres y un hermano en el tercer piso del monoblok 3, a unos 30 metros de donde fue asesinado. Frente a ese lugar que se tiñó de sangre se levanta la seccional 30ª desde la cual se llega por un pasillo interno del complejo.
Los primeros vecinos que arribaron al lugar pudieron ver el cuerpo exánime de José Luis, en medio de un charco de sangre. Tras ellos llegaron los agentes de la comisaría cercana y empezaron a levantar rastros en el lugar.
Según la reconstrucción hecha por los investigadores, unos minutos antes de morir, José Luis había llegado al espacio verde desde el monoblok 7. Estaba acompañado por un amigo cuando se encontró con dos jóvenes que se movilizaban en una bicicleta y se inició entre ellos una discusión que fue subiendo de tono en sus palabras.
Así las cosas, uno de los interlocutores de Amarillo decidió terminar la disputa de la peor manera: extrajo un arma de bajo calibre y le disparó a quemarropa. El tiro ingresó por la nuca de José Luis y le atravesó el cráneo haciendo que se desplome en el césped.
Una testigo anónima que se comunicó con la policía poco después del hecho dijo que el agresor gatilló dos veces el arma. La primera vez el tiro no salió disparado. "(El agresor) tiró asustado porque lo hizo desde atrás", sostuvo el padre del muchacho fallecido, Jorge Alberto Amarillo, en un breve diálogo con este diario.
El muchacho estuvo "mucho tiempo tirado" porque la ambulancia del Sies, según coincidieron los familiares y vecinos, "demoró mucho en llegar". Cuando arribó al Hospital de Emergencias, ya había perdido "una parte" de la masa encefálica. "Estuvo inconsciente, asistido con respirador artificial y en estado crítico", aseguró Jorge, quien confirmó que su hijo falleció cerca de las 9 de ayer.
Culpas y motivos
En horas del mediodía, el padre del muchacho asesinado no podía salir del estupor y buscaba culpables. Minutos antes del crimen su familia había compartido la que sería la última cena de José Luis. "Esto pasó por culpa de la policía. La seccional 30ª está a 40 metros y los chicos del barrio no pueden estar en la plaza porque aparecen barritas de otros barrios que vienen a vender cosas que robaron. Cuando los llamás, los efectivos no vienen. La situación es grave, porque en tres o cuatro oportunidades los pibes tuvieron que desarmar a malandras que andan a los tiros".
Amarillo aseguró que desconocía los motivos por los que asesinaron a su hijo. "Si te digo por qué lo mataron, te miento", aunque no pudo precisar si José Luis tenía "enemigos". "No lo sé, pero vos sabés cómo son los jóvenes; siempre tienen problemas".
Un amigo de Amarillo fue uno de los primeros que acudieron a auxiliarlo. "Lo encontré tirado en el suelo, encogido como un bebé apenas nacido. Estaba inconsciente y había perdido mucha sangre", dijo el muchacho que prefirió mantener su identidad en reserva.
Adriana es una vecina que conoce a los Amarillo desde cuando llegaron al barrio Parquefield II, 22 años atrás. "Escuché un disparo, la perra empezó a ladrar como loca. Entonces me asomé por la ventana y vi al chico tirado en el pasto", explicó.
La mujer recordó a José Luis como "un chico bueno, con una familia excelente". Una fuente de la investigación indicó que en las próximas horas "podrían surgir novedades en el caso", sin embargo hasta anoche no había pistas sobre los homicidas y los bestiales impulsos que los llevaron a terminar con la vida de Amarillo.