cartas

No, a la guerra contra Irak

Estamos viviendo uno de los períodos de mayor tensión internacional, desde la última guerra mundial. Proliferan las guerras calientes a través de genocidas ataques y bombardeos a poblaciones indefensas y se vislumbra en el horizonte nuevamente la sombra fatídica del hongo atómico. Una vez más las fuerzas agresivas del imperio norteamericano pretenden encubrir sus acciones bélicas con una seuda campaña anti-terrorista, que ellos mismos utilizaron oportunamente, arrogándose el "derecho" de intervenir en Medio Oriente y en el resto del mundo para imponer el "estilo de vida americano" y, muy particularmente, que casualidad, quedarse con la administración de los pozos petrolíferos. Los ideólogos del Pentagono impulsan la criminal intervención "rápida, enérgica, suficiente, como procedimiento normal", contra los pueblos; con el acuerdo o no de las Naciones Unidas. La gravedad de estos hechos constituyen un peligro real para la humanidad. Es por ello que en todos los continentes se ha producido una masiva manifestación de condena y repudio, exigiendo el cese de la agresión. En la capital del imperio, en Washington, el pueblo reclamó al presidente Bush que evite un nuevo derramamiento de sangre en el Golfo Pérsico. Por último el "No a la guerra contra Irak, justicia, paz y democracia en Medio Oriente y en todo el mundo", es un reclamo justo, que todos, sin excepción, debemos apoyar porque se trata de la defensa de la vida de toda la humanidad ante el riesgo de una guerra termonuclear que arrasaría con el planeta Tierra. Que nadie quede al margen de este justo reclamo. Diga "Sí" a la vida con dignidad y "No" al crimen de la guerra.
Manuel Silvestre Díaz